Una ausencia es notable en los corazones de la feligresía católica en Matagalpa: monseñor Rolando José Álvarez Lagos, quien este 8 de marzo cumple 13 años desde su nombramiento como el noveno obispo de la Diócesis. Sin embargo, desde hace 55 días nada se sabe de él, desque que fue desterrado y enviado al Vaticano junto a otros 18 clérigos, por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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“Nos hace una falta enorme nuestro obispo, tan querido y bueno”, dice nostálgica Rebeca, una feligresa que este viernes se encontraba en la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa. Pero, reflexiva, añade: “por lo menos ya no está encarcelado”.
Con una sólida formación académica, que incluyó estudios de filosofía y teología en Guatemala y en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, así como una licenciatura en filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, monseñor Álvarez fue ordenado sacerdote en 1994.
Antes de su nombramiento como obispo de Matagalpa, monseñor Álvarez se desempeñaba como párroco de la Parroquia San Francisco de Asís en la Arquidiócesis de Managua y dirigía la Radio Católica de Nicaragua.
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El 8 de marzo de 2011, el Papa Benedicto XVI lo nombró obispo de Matagalpa. Pero, fue el 2 de abril de ese mismo año que monseñor Álvarez tomó posesión del cargo, tras ser consagrado por el cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano —quien había sido el séptimo obispo de Matagalpa— en la catedral San Pedro Apóstol.
Desde ese momento, su lema episcopal, «Fiat mihi secundum verbum tuum» («Hágase en mí según tu voluntad»), resonaría no solo en los muros de la catedral, sino también en los corazones de los matagalpinos.
Con la jovialidad y cercanía que le caracterizan, monseñor Álvarez se ganó el cariño y el respeto del pueblo. Su presencia activa lo convirtió en una figura querida por todas las edades. Desde quebrar piñatas con los niños hasta participar en maratones altruistas, jugar diversos deportes —futbol, volibol, baloncesto, y hasta con patinetas— con los jóvenes, bailar en vigilias y predicar en lugares públicos, su compromiso con su comunidad trascendía las paredes de la iglesia.

Además, monseñor Álvarez aprovechó el poder de las redes sociales para impulsar el crecimiento de los medios de comunicación diocesanos, creando el innovador proyecto Diócesis Media. Sin embargo, estos esfuerzos fueron truncados en el año 2022, cuando todos los medios, principalmente radios, fueron cerrados por el régimen Ortega Murillo.
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Después de meses de persecución, monseñor Álvarez junto a otras 12 personas, entre clérigos y laicos, fue forzado a un encierro en la Residencia Episcopal de Matagalpa desde el 4 hasta el 19 de agosto de 2022, cuando la Policía, en un operativo ejecutado en horas de la madrugada, lo llevó y forzó a estar encerrado en su casa en Managua.
Tres sacerdotes, un diácono, dos seminaristas y un reportero gráfico que estuvieron encerrados con el obispo en Matagalpa, fueron encarcelados en El Chipote, la cárcel de la Policía en Managua que distintos organismos de derechos humanos califican como un centro de torturas. Los siete fueron parte del grupo de 222 nicaragüenses que el régimen Ortega Murillo despojó de la nacionalidad y desterró a Estados Unidos el 9 de febrero de 2023.
El obispo de Matagalpa, según Ortega, se habría negado a subir al avión y ese mismo 9 de febrero de 2023 fue llevado al Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como La Modelo. Un día después, sin juicio, fue sentenciado a 26 años y 4 meses de prisión y 210 días multa, equivalentes a 56,461.15 córdobas.
Monseñor Álvarez pasó 338 días en La Modelo, hasta el 13 de enero de 2024, cuando fue desterrado junto al obispo de Siuna, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega, 15 sacerdotes y dos seminaristas.
El 14 de enero, apenas llegaron al Vaticano, circularon fotos de los obispos Álvarez y Mora celebrando una misa. Nada más se ha sabido de ellos.

El de monseñor Álvarez es el tercer episcopado más duradero en la Diócesis de Matagalpa. Monseñor Octavio José Calderón y Padilla —cuarto obispo de la Diócesis— ejerció el cargo durante 23 años, 4 meses y 27 días, desde su consagración, el 26 de enero de 1947, hasta su renuncia, el 22 de junio de 1970.
Luego, monseñor Brenes, nombrado obispo de Matagalpa el 2 de noviembre de 1991, asumió el cargo el 21 de diciembre de ese mismo año, ejerciéndolo hasta el 21 de mayo de 2005, cuando asumió el arzobispado de Managua. Fungió 13 años, 5 meses y 13 días como obispo de Matagalpa.
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