La nostalgia invade a la maestra Silvia Elena Guzmán Pérez al recordar sus 46 años de labor magisterial, 33 de estos en la emblemática Escuela Guanuca –aunque antes fue Escuela Guy Rouck y ahora Escuela Emmanuel Mongalo y Rubio– en el barrio Guanuca de la ciudad de Matagalpa.
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“Extraño el cariño de los niños… es que la escuela era parte de mí, era como mi casa, allí viví tantas cosas lindas”, refiere la Profe Silvia, como suelen llamarla sus exalumnos, muchísimos de estos profesionales.
Hace una década que la maestra Silvia está retirada de las aulas, aunque de vez en cuando ayuda con las tareas escolares al menor de sus nietos.
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Para la maestra Silvia, “el magisterio es una vocación, es una carrera noble y que lo ennoblece a uno. Para mí, el magisterio fue mi vida… todavía me parece estar viendo las caritas inocentes de todos esos niños que a diario me esperaban en el portón de la escuela”.
Hija de Fernando Guzmán Vindell y Robertina Pérez, la maestra Silvia es originaria del municipio de San Juan de Limay, departamento de Estelí. Tuvo ocho hermanos.
Don Fernando era agricultor y gestionó una beca para que su hija Silvia estudiara en la Escuela Normal de Estelí. Ella egresó como maestra en 1967.
La maestra Silvia recuerda que si bien “en aquél entonces era la única alternativa que tenía (para estudiar), pero me incliné por esta profesión porque me gustaba, sentía vocación por el magisterio”.
En 1968 comenzó sus labores como docente en la Escuela Domingo Faustino Sarmiento en su natal San Juan de Limay.
Algunos años después, en mayo de 1976, la maestra Silvia se casó con el matagalpino José Lorenzo Tórrez, quien trabajaba en el entonces llamado Instituto de Comercio Exterior e Interior (Incei) en San Juan de Limay.
“Allá lo conocí y allá nos casamos”, cuenta la profe Silvia, agregando que en 1979 se trasladaron a Matagalpa. La pareja tiene 4 hijos: Silvia Janine, Lorena Eloísa, Karen y José Lorenzo Tórrez Guzmán.
Durante un año impartió clases en la Escuela 11 de Septiembre, pero en los próximos 33 años estuvo como docente en la Escuela Guanuca, donde impartió clases en todos los grados de primaria.
Fue en septiembre de 2013 que se retiró de las aulas de clase. “Ahora me dedico a estar viendo a los nietos”, dice sonriente, y agrega que “disfruto de mi familia, acá en casa, y cuando veo a mis exalumnos siento una gran satisfacción porque aporté un granito de arena en la formación de ellos”.
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