Desde siempre he pensado que “La Gritería” es la mayor de las fiestas nacionales. Más que el 14 y 15 de septiembre, más que el 19 de julio…
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Es la fecha que desde niño he disfrutado, porque es la nación desfilando libremente por las calles del país, parando frente a los altares dedicados a la virgen, para cantar y reclamar una “gorra”.
Es el día cuando llevaba a mis hijos por el barrio, con costal en mano, para que aprendieran a valorar una de las expresiones culturales que cimentan la identidad nacional. No sé es nicaragüense sin el azul y blanco de la Inmaculada Concepción.
Es la fiesta que me encanta porque es la gente común, y hasta desconocida, obsequiando a quien pase de lo poco que tiene. Entre canto y canto se da una “gritería” que une a millones en horas de júbilo, que se cruzan saludos y señas de dónde encontrar la mejor “gorra”.
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Es el día cuando el barrio es el protagonista de la fiesta. El fervor popular se escucha, se ve y se siente en el barrio. Es la fiesta de la gente de abajo, más que del medio y de arriba. Es la fiesta del pueblo, aunque haya gobiernos que quieran coparla. Es la encarnación de la iglesia fuera del clero y más allá de las iglesias.
La Gritería es una noche religiosa pero también la más grande expresión cultural que tenemos. Los nicas llevamos esta enorme fiesta a donde vayamos. Esta noche habrá gritería en Nicaragua, pero también en Costa Rica, los Estados Unidos, España… a donde quiera haya dos o más nicas en el mundo.
¡¿Quién es la causa de tanta alegría?!
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