Esquina La Popular Leónidas Sáenz S. es la leyenda sobre la puerta de la casa esquinera en la antigua salida de la ciudad de Matagalpa hacia Jinotega. Fue una pulpería que perteneció al matrimonio de Leónidas Sáenz Sáenz y Luz Marina Chavarría y cuyos hijos decidieron cerrar en enero de 2022, aunque con ellos quedarán múltiples recuerdos.
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“Para nosotros ha sido de mucho dolor y tristeza llegar a este ciclo, ya el cierre de 52 años del legado de mis padres”, expresa el abogado Luis Alberto Sáenz Chavarría, el hijo mayor del matrimonio, quien con gratitud afirma que, con este negocio, sus padres lo formaron a él y a sus hermanos, una sicóloga y un ingeniero.
Eyleen Sáenz Chavarría es la menor de los hermanos y dice que cerrar el negocio fue difícil, pero “creemos que era necesario el cierre de la pulpería porque cada uno estamos en diferentes situaciones (…) cada quien tiene que vivir su propia historia y creo que la historia de mis papas fue muy bonita, muy maravillosa, de ahí fue el sustento de nuestra familia”.
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A casi ocho años del fallecimiento de don Leónidas y seis meses de la muerte de doña Luz Marina, sus hijos expresan que están orgullosos de sus padres, quienes son recordados como personas amables, amistosas y dispuestas a servir a los demás.
En Facebook circuló un post de Eyleen donde comunicaba a las amistades y clientela de sus padres del cierre de la pulpería, lo que jamás espero fueron las muestras de cariño y agradecimiento de muchas personas.
Eyleen dijo muy emotiva que “de manera personal he llorado en muchas ocasiones al leer cada uno de los agradecimientos de cada persona y me llena enormemente de tanta alegría saber que mis papas fueron tan queridos. Ellos se dieron mucho a la gente”, y tiene la certeza que esta no fue solo una pulpería, si no un hogar.
Iniciaron con un capital de 100 córdobas
Una revista llamada La Ruta publicó hace varios años un artículo en el que el matrimonio Sáenz Chavarría cuenta que comenzaron la venta con un capital de 100 córdobas y poco a poco fueron creciendo y trabajando con capital propio.
En la pulpería que tenía un estilo de mini supermercado ofrecían abarrotes, verduras, lácteos, medicinas naturales, y especies.
Luis Alberto se ríe cuando recuerda que “mi papá se caracterizó de tener de todo un poco, hasta vendía, decían muchos, ‘brujería’, pero es que él vendía manzanilla, espíritu de castor, y la gente se la llevaba en cantidades”.
Por su parte Eyleen se acuerda que ayudaban “a limpiar los frijoles, a arreglar las cosas que había en la pulpería y tantos recuerdos de tanta gente con la que compartimos, son tantos recuerdos maravillosos que para nosotros como hermanos nos duele mucho el hecho que estén cerradas esas puertas”.
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