En lo que hoy es el barrio Rodolfo López, en la salida suroeste de la ciudad de Matagalpa, hubo un sitio que le conocían como Poza de “los Mangos de Baldizón”, donde las familias matagalpinas podían recrearse navegando en unas pequeñas embarcaciones de las que disponía la familia Baldizón Richardson, por lo que al lugar también le llamaban Las Lanchitas.
Le puede interesar: Hel-arte un laboratorio de sabores en Matagalpa
Manuel Baldizón tiene 60 años y es nieto de los Baldizón Richardson. Él sonríe recordando las experiencias en el sitio donde los matagalpinos podían recrearse con paseos en las lanchitas o bien nadando en el balneario.
Las lanchitas eran de madera, fabricadas por el propietario del lugar, Narciso Baldizón Caldera, quien era casado con Margarita Richardson Ojeda.
También puede leer: Lidiando con el mal de Parkinson en Matagalpa
Manuel Baldizón recuerda que, en 1976, el costo por pasear una hora en las lanchitas, era de un córdoba, pero, a los niños les cobraban 50 centavos de córdoba.
La poza, según Baldizón, tenía unos 280 metros de largo y aproximadamente 120 metros de ancho. Había una pequeña isla en cuyo centro había un cocotero, por lo que le llamaban Isla El Coco.
Suscríbase a nuestro Canal de YouTube
“(Había) una acequia (zanja o canal) que se alimentaba desde una represa de piedras en el río Grande de Matagalpa, ubicada de donde es el puente peatonal del Mercado Sur, una cuadra al norte, también se alimentaba de la quebrada que baja de los cerros, cerca de la nueva estación de Bomberos y que desagua al costado norte del puente vehicular del sur de la ciudad”, explica Baldizón.
Baldizón cuenta que fue en la década de 1980 que desapareció la poza, a medida de que, lo que antes era una finca, se fue convirtiendo en barrios, por expropiación estatal y tomas de tierras.
Facebook Comments