Frente a frente estaban los adversarios de guerra, sin dejar de mirarse. Aunque el ambiente fue tenso, aquél religioso de la Orden Franciscana Menor, Fray Odorico D’Andrea, megáfono en mano, los exhortaba a la paz en una histórica misa que presidió en el valle La Naranja, 18 kilómetros al noreste de San Rafael del Norte, con dirección a San Sebastián de Yalí.
Aquél 3 de mayo de 1988, miembros del entonces Ejército Popular Sandinista y de la Resistencia Nicaragüense compartieron la Eucaristía y lo impensable ocurrió cuando los dos bandos dieron un paso al frente para tomarse de las manos, mientras el Padre Odorico dirigía —en canto— la oración del Padre Nuestro y posteriormente se fundieron en abrazos, durante el saludo de paz.
En un reportaje sobre el Padre Odorico, publicado por el Diario La Prensa, en 2015, Francisco Blandón, un desmovilizado de la Resistencia Nicaragüense, contó al periodista José Adán Silva que el municipio de San Rafael del Norte “era una herida viva”: “Toda su gente joven (estaba) metida en la Contra y el pueblo tomado por el Ejército”.
Según el relato periodístico de Silva, los combates en la zona eran encarnizados y aunque ya se hablaba de pláticas de paz en las altas esferas políticas, allá por 1988, en las montañas “el único lenguaje que se hablaba eran las balas”.
En ese contexto, como miembro de la Comisión de Paz, el padre (Odorico) organizó una misa en el Cerro de Agua, comunidad La Naranja, donde invitó a los jefes militares de ambas fuerzas a orar por la paz.
La tensión política en la zona era intensa y los campesinos huían del cerro ante el anuncio de una misa en la que los enemigos armados se verían cara a cara y de lo cual no se esperaba sino otro baño de sangre.
En la mañana lluviosa del 3 de mayo de 1988, en una capilla improvisada y a cielo abierto, el padre Odorico ofició la misa campal.
“Con la guerra, la muerte…”
Imelda Díaz, devota del padre y miembro del coro, desoyó las voces que le aconsejaban no oír y se subió a un camión militar que trasladó a La Naranja a los feligreses.
“Aquello hervía de hombres armados, enmochilados, nerviosos, con las caras largas… Yo me acerqué a uno de ellos y le pregunté calladita: ¿Quiénes son los Contras y quiénes los Cachorros? Y él me dice: ‘Fijate en los uniformes, mochilas y armas’. Los Contras estaban a un lado y los sandinistas al otro, a menos de cien metros los dos, ninguno quería acercarse a la misa (…)”.
Cuando el padre inició los oficios, los llamó a sentarse separados: los Contras a su derecha y los sandinistas a su izquierda. Todos en silencio escucharon la homilía sobre la paz: “Todo lo destruye la guerra, todo lo salva la paz. Con la guerra, la muerte; con la paz, el bienestar de todos”.
Luego, el padre bajó del altar central y se fue directo a donde estaban los militares de la primera fila de bancas, a los primeros dos los tomó de las manos y se las extendió hasta que uno con otro se saludaron. “Ahora se dan la paz”, les dijo. Y los militares, dudando al inicio, se dieron las manos y se desearon la paz: “La paz sea con vosotros, hermanos”.
Luego los demás armados, menos tensos que al inicio, siguieron el ritual y llegó un momento en que era una abrazadera entre todos, algunos pusieron el fusil y la mochila y se abrazaron. Hubo llantos, saludos y despedidas. Luego todos en orden y en paz se fueron cada quien para sus cerros con sus armas en las manos, cuenta emocionada Imelda.
Recordarán con una misa en el mismo sitio
En la parroquia de San Rafael del Norte, recordarán la histórica misa presidida por Fray Odorico con una celebración en el mismo lugar, este domingo 7 de mayo de 2017.
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