El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, exhortó a los nicaragüenses, este domingo 20 de diciembre, a que no teman por el futuro de Nicaragua, porque advirtió que “de Dios encontramos la fuerza y la fuente de nuestra liberación”.
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Durante la homilía en la misa que presidió en la catedral San Pedro Apóstol, el obispo de Matagalpa retomó frases del Papa emérito Benedicto XVI al apuntar que “vivimos en un mundo de miedos”, pero insistió al apuntar que “el miedo paraliza, inmoviliza”.
Refiriéndose al Evangelio en el que el Ángel Gabriel anuncia a María que había hallado gracia ante Dios y concebiría a Jesús, el obispo Álvarez advirtió “este anuncio de buenas noticias rompe las cadenas del miedo, de cualquier miedo…”.
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“No tengamos miedo a la incertidumbre, no tengamos miedo a la confusión, no tengamos miedo al otro, no tengamos miedo a lo que vendrá, no tengamos miedo por el futuro de Nicaragua, estamos en las manos de Dios y Él nos sostiene, nos conduce en esta historia cargada de quebrantos, crisis, enfermedades y llanto”, dijo monseñor Álvarez.

Agregó que “Dios es nuestra paz, nuestra esperanza y nuestra alegría. Él va con nosotros, camina con nosotros, vive nuestra historia y nosotros vivimos la historia de Él. Entonces, ¿por qué hemos de temer por la intransigencia, por la ambición de algunos, por la crueldad de otros, por las ansias de poder, de destacar, de protagonizar? ¡No! Porque en todo esto vencemos por la fuerza del que nos amó”
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“Creemos, creemos en cielos nuevos y en tierra nueva, creemos y lo hemos dicho, que una Nicaragua donde todos convivamos como hermanos, sin ofendernos ni humillarnos es posible; una Nicaragua donde nunca ruja la voz del cañón, ni los tambores de la venganza, ni de pasadas de facturas; una Nicaragua donde entendamos que todos debemos vivir en nuestra tierra, que tenemos derecho y deber de sacarla adelante, por el bien de las futuras generaciones. Una Nicaragua en paz y en justicia, una Nicaragua justa con los pobres, una Nicaragua donde las decisiones las tomemos los nicaragüenses, donde no se espere una orden de afuera para actuar, trabajar, producir, construir; una Nicaragua abierta al mundo, sí a todos los que nos quieren ayudar, pero con respeto a nuestros pensamientos, a nuestra identidad e idiosincrasia, una Nicaragua autóctona, una Nicaragua así, hermanos, es posible”, finalizó.
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