Desbaratados, es como describen los caminos las personas que habitan en Wiwilí, Jinotega, municipio afectado directamente por los huracanes Iota y Eta en el mes de noviembre pasado.
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Los finqueros de la zona de Wamblán y Plan de Grama en Wiwilí se las ingenian para sacar su cosecha de café al costo de arriesgar su vida y dañar los vehículos que llegan hasta ciertas partes reparadas a mano, mientras la producción es sacada en hombros y mulas para luego hacer su traslado en botes hacia el casco urbano.
«Estamos viviendo una situación difícil», expresó Josué González, un comunitario de la zona de Wamblán.
Los caños donde habían puentes tras los huracanes ya no existen, por lo que se podría decir que muchas comunidades siguen incomunicadas.
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«Los productores buscan la manera, arriesgando la vida, la pérdida de vehículos porque los caminos están destruidos, hay baja en los precios por el largo trayecto del camino y los costos de transporte, estamos siendo afectados», expresó González, quien explica que algunos productores por cuenta propia han tratado de hacer reparaciones.
Tampoco hay trasporte público hacia muchas zonas y quienes están en la necesidad de movilizarse para trámites personales, lo deben hacer en moto o a pie para ir haciendo un viaje escalonado hasta llegar a la ciudad.
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«Los medios de transporte para trasladarse uno o trasladar la carga tiene que ser vehículo liviano, botes, balsas, después buscar otro vehículo depositarlo en bote para hacerlo llegar al municipio, así se está trabajando», explicó González, quien asegura que la zona tiene comunidades totalmente rentables en la caficultura.
Este artículo fue publicado por Radio ABC
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