El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, exhortó a los nicaragüenses y particularmente a “los que andan candidateándose”, a ser prudentes y pensar en el bienestar de todos, principalmente de los más pobres en el país.
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La parábola de unas doncellas prudentes y otras imprudentes, contenida en el Evangelio del día, “nos permite ver la realidad nacional entre la prudencia y la imprudencia”, consideró monseñor Álvarez, en la homilía de la misa que presidió este domingo 8 de noviembre en la catedral San Pedro Apóstol, con presencia limitada de fieles, como medida preventiva ante la Covid-19.
“El imprudente es necio, no quiere entender. El necio es soberbio, prepotente”, dijo el obispo, llamando a los nicaragüenses a que “seamos prudentes, (porque) la prudencia nos vuelve sensatos, precavidos, honestos, francos, claros, transparentes en nuestros pensamientos y propuestas”, dijo el obispo.
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Agregó que “Nicaragua necesita de hombres y mujeres prudentes que piensen en el bienestar de todos, principalmente de los más pobres y desposeídos, de los más vulnerables, hombres y mujeres que piensen en clave de nación y nunca se presten a juegos o intereses personales, particulares o grupales”.
A criterio del obispo, esos hombres y mujeres deben hablar de la misma manera tanto a los pobres como a los grupos de poder. “Gente que, teniendo una sola palabra, la pongan sobre la mesa, sobre el tapete, sin miedo y sin doblez”.
Nicaragua necesita, señaló el obispo, de “hombres y mujeres prudentes que, analizando con lucidez el presente, visualicen el futuro del país. Hombres y mujeres que no se dejen llevar por la inercia del momento, por la desilusión o confusión; gente que mantenga su lámpara encendida, como quien en la noche espera un pronto amanecer, donde en libertad podamos vivir en paz unos y otros, los unos con los otros, dando lo mejor de nuestras fuerzas para sacar adelante a Nicaragua y heredarle a las futuras generaciones un porvenir mejor, un porvenir promisorio, iluminado como nación fuerte, pequeña, pero grande a la vez”.
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“La prudencia es sabiduría. Salomón le pidió al Señor sabiduría para gobernar a su pueblo. ¿Qué le podrían pedir al Señor los que andan candidateándose, si Dios les dijera Pídeme lo que quieras? ¿Qué le podrían pedir?”, se preguntó el obispo de Matagalpa.
Agregó que “Nicaragua es para todos y todos debemos de comprometernos en reconstruirla, amarla, trabajar por ella, cuidarla y depositarla en el Inmaculado Corazón de María y en el sacratísimo Corazón de Jesús. Así viviremos con ellos por los siglos de los siglos”.
Tres grandes fuerzas, destaca obispo
Antes, el obispo destacó la oración, humildad y caridad como “tres grandes fuerzas” de los nicaragüenses.
Incluso, consideró que “esta situación apocalíptica que nos ha tocado vivir en esta pandemia, contando miles de enfermos, de contagiados, de muertos, hubiera sido y sería y estaría siendo peor, si el pueblo no estuviera orando como ahora”.
De la caridad, monseñor Álvarez puso como “ejemplos maravillosos” que muchísimos nicaragüenses estuvieron prestos a ayudar con víveres y ropa y otras cosas a los afectados por el Huracán Eta, principalmente en la Costa Caribe.
Asimismo, reveló que la mitad de las 28 parroquias de la Diócesis habían “quebrado” y la caridad y generosidad de los fieles pudo mantenerlas.
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