[vc_row][vc_column width=»1/2″][rev_slider_vc alias=»gascentral»][/vc_column][vc_column width=»1/2″][rev_slider_vc alias=»policlinicacentral»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_wp_text]
Ante la delegación del Ministerio Público en Jinotega acudió este martes Mercedes Martínez Zamora, una obrera agrícola desempleada, a denunciar que una presunta golpiza policial provocó la muerte de su hijo Héctor Jesús Loáisiga Martínez y a pedir que la Fiscalía abra un proceso investigativo contra los uniformados que habrían participado en el suceso registrado en diciembre de 2016.
Martínez llora contando que en la estación policial del municipio El Cuá y en la delegación departamental de la Policía en Jinotega se negaron a atenderla y en esta última, un policía, a quien solo identificó por el rango de capitán, le habría respondido: “Váyase a su casa, llévese a su muerto, vélelo y lo entierra donde usted quiera”.
Además, el uniformado la instó a quejarse “donde yo quisiera, que fuera: a (la jefatura nacional de la Policía en) Managua, con abogados, con los derechos humanos, pero que no había nada con ese caso de mi hijo”, relató Martínez, quien llegó a la filial en Matagalpa del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) a buscar acompañamiento.
Este miércoles, LA PRENSA buscó la versión policial sobre el caso, sin embargo, el jefe departamental de la Policía, comisionado mayor Marvin Castro, estaba fuera de la ciudad, según dijo su asistente, capitán Sandra López, mientras que en la Secretaría Ejecutiva de esa delegación dijeron que no estaban autorizados para dar entrevistas.
Andaban en cortes de café
Martínez relató que con varios miembros de su familia, residentes en El Tuma-La Dalia, Matagalpa, fueron a cortar café a una finca en la comunidad El Bote, en El Cuá, Jinotega, donde el mandador presuntamente comenzó a cortejar y “había querido tocar a mi hija menor”, una adolescente de 13 años.
El mandador, a quien identifica como Marcos, sin precisar el apellido, además enamoraba a la pareja de Loáisiga, por lo que comenzaron a tener problemas.
Según la mujer, a las 9:00 p.m. del 4 de diciembre de 2016, Marcos y otros hombres identificados únicamente como Sheylo y Denis, presuntamente agredieron a Loáisiga, quien se habría defendido con un llavero, ocasionándole un raspón a Sheylo, por lo que el mandador lo denunció ante la Policía de El Cuá.
Vapuleado
Los tres hombres habían reducido a Loáisiga, a quien encerraron bajo llave en un cuarto. Más tarde, a las 10:00 p.m., llegaron los policías. “Le daban golpes y patadas en todo el cuerpo, principalmente en los testículos… lo lanzaron desde un segundo piso y lo seguían golpeando, él andaba el pelo largo y lo jalaban del pelo hasta que lo montaron en una camioneta de la finca y se lo llevaron”, relató Martínez.
“Mi hijo se quejaba y expulsaba sangre por la boca y los oídos y aun así no me dejaron ayudarlo”, señala el escrito que Martínez presentó a la Fiscalía.
Martínez dice que esperó a que amaneciera. En sus cuentas había cortado más de 40 medios de café en la finca, pidió el pago pero el mandador solo le pagó por el corte de 20 medios. Se fue a El Cuá y en la Policía le negaron haber detenido a Loáisiga, hasta que horas después le dijeron que lo buscara en el hospital.
Murió 16 días después de ser golpeado
Según la denuncia, el muchacho estaba delicado en el centro de salud de El Cuá, “vomitaba sangre y tenía parte del cabello y de la piel desprendida porque la Policía, después que lo golpeó, le echó un líquido o ácido que quema la piel”.
El personal médico de El Cuá le dijo a Martínez que su hijo tenía que ser operado, que estaba grave, pero no le dieron más detalles. Lo trasladaron al hospital Victoria Motta, donde pasó dos semanas en agonía, falleciendo el 20 de diciembre de 2016.
Cenidh: “Son actos recurrentes”
Juan Carlos Arce, coordinador del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) en Matagalpa, calificó como “estremecedor” el relato de Mercedes Martínez y consideró que “se ha hecho una situación recurrente el abuso policial a extremos de quitarle la vida a una persona”.
“En este caso tampoco permitieron que la mamá auxiliara a su hijo que iba grave, muriendo… posteriormente, el boleo en la Policía donde no le decían dónde estaba es también grave y se ha hecho recurrente y lo otro es la negativa a recibir la denuncia, que es también grave porque sin duda apunta a mantener el hecho en la oscuridad”, dijo Arce.
Agregó que en el Cenidh “exigimos a la Policía la investigación y hemos hecho uso de las facultades autónomas que tiene el Ministerio Público para investigar y la denuncia ya está interpuesta y queda en manos de ellos tomar las acciones tendientes a garantizar a esta familia el acceso a la justicia”.
[/vc_wp_text][/vc_column][/vc_row]
Facebook Comments