Cada 40 horas, en promedio, nace un bebé gestado por una menor de 14 años en Matagalpa.
Este es el segundo departamento de Nicaragua con la mayor cantidad de niñas convertidas en madres debido a la violencia sexual en Nicaragua, solo después de Managua donde cada cinco horas hay una niña en labores de parto, según datos de organizaciones que trabajan en el país por los derechos de la niñez y la adolescencia.
Por esas cifras es que este país “tiene 20 años o más de estar liderando, en América Latina, los índices de embarazos en niñas y adolescentes”, apunta Violeta Delgado, del Movimiento Autónomo de Mujeres, quien considera que, en Nicaragua, “no hay un reconocimiento del Estado ni de la sociedad, de la gravedad del problema”.
Niñas que en virtud de jugar con juguetes lo hacen con sus hijos en brazos son escenas repetidas en este país, como el caso de “Eva”, la niña que antes de cumplir 14 años tiene dos hijos en Matagalpa y cuya historia contó LA PRENSA en un reportaje especial este 30 de diciembre.
Entre 2010 y 2012, en el departamento de Matagalpa fueron registrados 587 partos de niñas, según datos del Observatorio de Derechos Humanos de la Niñez y la Adolescencia de la Federación coordinadora nicaragüense de organismos no gubernamentales que trabajan con la niñez y la adolescencia (Codeni), con base en estadísticas del Ministerio de Salud (Minsa).
Sin embargo, la cantidad de casos en esos tres años habría sido casi igualada tan solo durante el primer semestre de 2015 únicamente en El Tuma-La Dalia, donde “el Minsa aportó el dato de que habían ocurrido 519 embarazos en niñas menores de 14 años”, afirmó Yalkiria Pineda, del Centro Especializado de Atención a la Mujer (CEA Mujer).
“Si habían ocurrido 519 embarazos en niñas, ¿significa que hay 519 procesos judiciales en marcha contra quienes embarazaron a estas niñas? Claro, la respuesta es no. Esto sucede en El Tuma-La Dalia, pero también está sucediendo en otros municipios con altas tasas de embarazos en niñas como Río Blanco y San Ramón”, asegura Pineda.
Pineda y Delgado coincidieron en que la situación sobre los embarazos en niñas en el país “es alarmante”.
“No se le está prestando la debida atención”, dice Pineda; mientras que Delgado insistió en que “hay negativa y ausencia de políticas públicas, pero también tengo que reconocer que hay un alto nivel de complicidad a nivel de la sociedad, por la normalización de que se vea como algo normal, como algo que no debería de alarmar”.
“En las escuelas se ha desmontado todo lo que tiene que ver con educación sexual, se desmontaron las Comisarías (de la Mujer y la Niñez) que eran un modelo privilegiado para que las mujeres en general pudieran ahí denunciar las situaciones de violencia, se ha creado un modelo partidario de atención a la violencia contra las mujeres a través de estos Consejos de familia, muchos de estos constituidos además por abusadores que actúan con mucha impunidad por estar vinculados al partido de gobierno”, consideró Delgado.
“Lo peor”, según la integrante del MAM, “es que el abuso sexual contra la niñez y la adolescencia se incrementa en un cinco por ciento cada año”.
Recordó que en noviembre recién pasado, a instancia del MAM y de otras organizaciones, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos concedió audiencia al Estado nicaragüense para abordar el tema, pero, por segunda vez se negó a asistir.
“El Estado lo que ha hecho en los últimos años es la creación de las casas maternas, cuyo objetivo es garantizar que el parto se dé en condiciones regularmente seguras, pero no hay ningún esfuerzo por la prevención de estos embarazos, tampoco por garantizar que, cuando salen de la casa materna, estas niñas no vuelvan a tener un segundo embarazo”, comentó Violeta Delgado, del Movimiento Autónomo de Mujeres.
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