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Desarrollando una propuesta de gestión territorial con el llamado enfoque de Territorios Climáticamente Inteligentes y con impactos calificados como positivos en diferentes aspectos, concluyó la segunda fase del Programa Agroambiental Mesoamericano (MAP, por sus siglas en inglés), con fondos donados por Noruega en ocho municipios del norte de Nicaragua.
Ejecutado por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), el programa contó con el respaldo de diversas entidades y organizaciones que trabajan sobre temas vinculados con la conservación y gestión de los servicios ecosistémicos (beneficios que la gente obtiene de la naturaleza y la producción agroforestal) y el desarrollo integral de la población.
La segunda fase del MAP Noruega fue ejecutada entre junio de 2013 y octubre de 2016 en los matagalpinos municipios de Matiguás, Muy Muy, El Tuma-La Dalia, San Ramón y Rancho Grande, así como en Jinotega y El Cuá, del departamento de Jinotega y Waslala, de la Región Autónoma del Caribe Norte.
En ese territorio, identificado en el programa como “NicaCentral”, al menos 2,200 familias participaron de un proceso de capacitación y aprendizaje encaminado a promover mejorías en la producción y consumo de alimentos, mejorar las condiciones en los hogares, mejorar respecto de la equidad de género, entre otros, explicó Amílcar Aguilar Carrillo, coordinador territorial del MAP Noruega.
“El cambio climático es una de las principales amenazas globales para la humanidad”, dijo Aguilar, indicando que “estamos tratando de preparar a la sociedad para mitigar (los efectos de este fenómeno) y mejorar su capacidad de adaptación”.
MEJORÓ ALIMENTACIÓN
Entre algunos impactos del programa, Amílcar Aguilar Carrillo, coordinador territorial del MAP Noruega, mencionó que a través de la diversificación productiva, las familias mejoraron incorporando más grupos de alimentos a su dieta, incrementando principalmente el consumo de leguminosas, cereales y vegetales.
“La propuesta fue que cada familia sea capaz de producir esos alimentos con la idea de mejorar la inocuidad y la disponibilidad de los mismos durante diferentes momentos del año”, comentó Aguilar.
La participación de mujeres en decisiones sobre el manejo de cultivos agrícolas y producción de patio y el incremento de la participación de los hombres de manera consistente en actividades del hogar, es otro de los logros del programa.
Durante la ejecución del programa, las familias rurales trabajaron planes de patio y de fincas “en función de esta gran amenaza (efectos del cambio climático)… con esos planes identificaron prácticas productivas y de desarrollo que de alguna manera permiten mejorar la provisión de los servicios ecosistémicos…”, señaló Aguilar.
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