«Quieren consolidar el unipartidismo»

Mosaico CSI
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Rolando ÁlvarezMonseñor Rolando Álvarez es directo cuando se le cuestiona sobre el rumbo por el que va el país. Piensa que Nicaragua está viendo el desarrollo de un proyecto que busca desaparecer a todos los partidos políticos y que sea solo uno el que gobernará.

Esos sistemas los tienen otros países como Cuba y Corea del Norte. Por eso ve con preocupación que haya una “indiferencia electoral” para el proceso que se desarrollará este 2016. Álvarez habla con Domingo sobre las elecciones, el partido de Gobierno, la oposición y cómo el país va por un rumbo que considera peligroso.Charlys-guia

También se detiene a dar su opinión sobre la reciente resolución de la Corte Suprema de Justicia con la que se despojó de la representación legal del Partido Liberal Independiente a Eduardo Montealegre y se la otorgó a Pedro Reyes.

¿Cómo vio que la CSJ le quitara la representación legal del PLI a Eduardo Montealegre y se la diera a Pedro Reyes?

En primer lugar, el tema jurídico y el tema propiamente legal, quisiera dejárselo a los técnicos. Creo que aquí hay un juego político aplanador de futuro, sobre todo a mediano plazo. Quiero decir que no creo que se realicen este tipo de acciones por miedo a perder las próximas elecciones de noviembre, sino para garantizarse una mayoritaria representación parlamentaria para consolidar aún más el poder en todas las instituciones y debilitar, mayormente, el poco resquicio de oposición que podía existir en Nicaragua y todo en vista a lograr un unipartidismo. Un proyecto de partido único. De tal forma que creo que esto se ha venido fraguando con suficiente tiempo y en el momento conveniente para los intereses partidarios, se está ejecutando de cara a un futuro de mediano plazo.

¿Le ve sentido a este tipo de resoluciones?

Por eso estoy diciendo que no creo que sea miedo a perder las elecciones. Yo pienso que el partido de Gobierno con las estructuras electorales e institucionales que existen en Nicaragua tiene aseguradas las elecciones. Es sobre todo consolidar un proyecto mono partidario, de un único partido o donde existan unos pequeños partidos, pero sin mayor fuerza y totalmente debilitados, para poder consolidar un estilo de gobierno que se ha venido dando.

¿Un proyecto estilo Corea del Norte o Cuba?

Bueno, un estilo que yo creo que se está queriendo construir desde la propia idiosincrasia nicaragüense, pero que definitivamente aquí hay buenos alumnos y aprendices de algunas corrientes políticas e ideológicas que piensan que los partidos políticos dividen a una sociedad y creen que para mantener la cohesión social es necesario un único partido. Hay algunas corrientes políticas e ideológicas que se mueven en este sentido.

¿Y usted piensa que un solo partido mantiene a una sociedad unida?

Por supuesto que nosotros sabemos que la pluralidad es la riqueza de una sociedad. Siempre he dicho que nosotros los nicaragüenses tenemos que aprender a tomar las diferencias ideológicas, de afinidades políticas y de estatus socioeconómico, como una riqueza y manteniendo un diálogo de altura y la dignidad de la persona, donde nunca haya una degradación o donde no se busque denigrar el ámbito privado de la persona, incluso del personaje público. De modo que es la pluralidad democrática la que va a enriquecer a una nación. Un proyecto de partido único empobrece a cualquier sociedad.

¿Se puede culpar a la oposición cuando pasan estas cosas?

Bueno, pienso que aquí hay un proyecto que se ha venido trabajando con suficiente tiempo. También hubo factores externos que en su momento dividieron a la oposición y que fue una catástrofe en el sentido de que ya no hubo fuerza opositora que pudiera enriquecer el pluralismo democrático con envergadura y una capacidad de arrastre en la población. Pero también hubo factores de luchas internas de los opositores, entre caudillos, y pienso que hubo también personalismos de líderes que en momentos clave en los que se pudieron haber unido no lo lograron por intereses personales y por planteamientos parciales.

¿Y usted piensa que la oposición puede hacer algo a estas alturas?

Si hubiera buena voluntad creo que siempre la oposición habría podido hacer algo, pero no veo buena voluntad en los políticos que dicen estar en la oposición. Veo caudillismo, intereses personales, protagonismos privados, intereses partidarios, veo búsqueda de mantener cuota de poder para poder negociar algunos ámbitos donde todavía hay presencia de algunos políticos que se dicen opositores.

En medio de ese panorama, ¿qué le queda a la gente?

Yo veo que hay una indiferencia con este proceso electoral. No veo entusiasmo en la población nicaragüense. El nicaragüense está desencantado de la política nacional y del quehacer político nacional. No veo ninguna atracción ni entusiasmo por estas elecciones de noviembre.

¿Eso significaría que ese proyecto de un único partido logrará establecerse?

Como van las cosas yo creo que el camino que lamentablemente está tomando el país es precisamente el permitir que se logre consolidar un proyecto de un gran único partido que termine dominando radical y plenamente todas las instituciones del Estado.

¿Cómo valoraría usted estos dos períodos de gobierno de Daniel Ortega?

Definitivamente ha habido una inversión social. Principalmente en el área de la infraestructura del país. Creo que para el Gobierno ha sido un logro el haber consensuado una especie de confederación con alguna cúpula del sector privado. Lo que algunos llaman una especie de sociedad, que ha permitido por un lado mantener la macroeconomía del país, según los dictámenes fondomonetaristas y neoliberales. Pero por otro lado le ha venido cerrando esperanzas al pueblo porque es parte de una especie de monogamia que hay entre el Gobierno y algún sector de la cúpula privada. Los programas sociales que ayudan a sobrevivir a la gente definitivamente le resuelven el hambre del día a la persona, pero lamentablemente vemos que esto se hace con intereses electoreros y que no respetan la dignidad del nicaragüense. Y que muchas veces tienen que afiliarse a un partido, tienen que presentar un carnet de militancia, pagar una cuota o conseguir una carta de un delegado político para poder conseguir un trabajo o una beca de estudio. De tal forma que eso es degradante para un ser humano.

El presidente Ortega dijo que no habrá observación electoral para este proceso de noviembre, ¿desde su perspectiva eso afecta la credibilidad de las elecciones?

En mayo del 2014, cuando nosotros los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua sostuvimos el diálogo con el presidente, en el documento que le entregamos nosotros le pedíamos su palabra de honor para que hubiera elecciones libres y transparentes. Elecciones sin irregularidades como en otras ocasiones han sucedido. También le pedíamos la observación electoral nacional independiente y la internacional, precisamente para certificar un proceso electoral limpio. Pero además nosotros pedíamos el cambio de las autoridades electorales, peticiones a las que se le han hecho caso omiso, se le han cerrado los oídos y tal parece que vamos a unas elecciones con las mismas autoridades electorales que han regido elecciones que han sido irregulares y sin observación nacional independiente e internacional, lo que definitivamente desacredita en gran manera este proceso electoral.

¿Y al final cómo ven que el presidente Ortega decidiera no escuchar esas peticiones que le hicieron?

Nosotros siempre hemos dicho que a quien se le tiene que dar respuesta no es a los obispos de Nicaragua, sino al pueblo nicaragüense. Porque lo que hicimos fue ir a esta reunión como pastores, recogiendo el sentir y el pensar de la población nicaragüense, de nuestros campesinos en las comunidades y de todas las personas y los trabajadores en las ciudades y plantearle al Gobierno lo que el pueblo piensa y siente. De tal forma que al no darle respuesta a estos planteamientos pienso que es al pueblo de Nicaragua al que no se le está respondiendo.

¿Y el pueblo está siendo lo suficientemente exigente como para que el país camine por la senda democrática?

Lo que pasa es que en Nicaragua, lamentablemente, no hay instrumentos que canalicen con certeza o con fortaleza y seguridad el clamor popular del nicaragüense. Por eso muchos políticos quisieran que nosotros los políticos nos volviéramos sus portavoces y nosotros les hemos dicho que nosotros solo somos voz del pueblo de Nicaragua y no de ningún sector político, ni siquiera empresarial.

La carta pastoral del 2014 generó bastante opinión y la de este año, que no salió, dio la impresión que los obispos ya no se quieren meter en confrontación con el Gobierno.

Dejame decirte que el documento que le entregamos al Ejecutivo en el 2014 no fue una carta pastoral, fue un escrito donde nosotros planteábamos formalmente nuestra postura, que recogía a su vez el sentir y el pensar de la población para que el Ejecutivo la tuviera formalmente. Luego, en relación con la carta pastoral, que no fue publicada recientemente, hemos dicho que lo que sencillamente sucedió fue que el tiempo realmente nos aventajó y debido a que algunos obispos no se encontraban en el país y otros tenían demasiados compromisos por el tiempo de Cuaresma, no lograron revisar esta carta pastoral y no lograron dar sus sugerencias en el momento conveniente y adecuado. De tal forma que fue un factor de tiempo el que nos impidió poder publicar esta carta, pero el consenso siempre existe, así que en el momento justo el pueblo nicaragüense tendrá un documento colegiado de la Conferencia Episcopal.

¿Para este año?

Yo pienso que sí.

¿Han discutido eso en la Conferencia Episcopal?

No. No lo hemos hablado, pero pienso que en general todos los obispos estamos conscientes de que ante los retos pastorales y de nuestras diócesis y ante la realidad nacional, siempre es necesaria una palabra colegiada.

¿Y han buscado una nueva reunión con el presidente Ortega?

No. No. En realidad no hemos buscado una reunión con el Ejecutivo, bueno, porque en su momento, pienso que se presentó todo lo que el pueblo nicaragüense nos expresó y todavía el Ejecutivo tiene la última palabra para responderle al pueblo nicaragüense.

¿Usted cree que vamos encaminados a una dictadura?

Diría que se van dando los pasos para un proyecto unipartidario. Un proyecto unipartidario monolítico.

¿Similar a lo que ocurrió con Somoza?

Bueno, pienso que es un proyecto que se está queriendo construir muy peculiarmente. Repito: existe una especia de confederación con algún sector de la empresa privada y esto es, me parece, un esquema muy original.

¿Hace bien este sector de la empresa privada con mantener este tipo de relación con el Gobierno?

Precisamente ahí es donde muchas veces uno mira que el nicaragüense de la calle no tiene los instrumentos cómo canalizar su clamor. Porque hay sectores que están muy preocupados por seguir enriqueciéndose y quisieran que fueran los obispos los que nos confrontáramos con el Gobierno y quiero dejarte claro que nosotros no estamos confrontándonos con el Gobierno, no es esa nuestra misión. Nuestra misión es profética y como un acto de misericordia señalar aquellas cosas que no están bien en el país. Y también quiero dejarte claro que nosotros no somos portavoces de ningún sector político ni de ningún sector empresarial.

Las marchas también han sido casi neutralizadas por parte del partido de Gobierno, ¿cómo lo ha visto usted?

Es doloroso ver cómo desde las cúpulas superiores del poder muchas veces se envía a los grupos de choque para que los propios nicaragüenses se hagan daño entre sí. Muchas veces desde la cúpula del poder se envía a las fuerzas del orden que deberían estar al servicio de todos los nicaragüenses sin partidarizaciones ni parcialismos, a enfrentarse a la población civil e intimidar a la población para que no recurra a las manifestaciones, las cuales por derecho humano universal pueden realizarlas.

Con lo que usted mencionaba del proyecto de un solo partido, ¿podríamos estar viendo que en un próximo período de Gobierno todas las acciones represivas puedan endurecerse?

Podríamos estar viendo acciones todavía más claramente monolíticas. Y dictámenes más claramente verticalistas. Y eso es peligroso para la sociedad nicaragüense y el futuro de Nicaragua. Podría generar violencia.

Y precisamente hay gente que dice que solo con las armas se puede parar lo que está ocurriendo en Nicaragua.

Nosotros como Iglesia nunca vamos a estar a favor de la violencia, porque Pablo VI afirmaba que la violencia genera violencia y en Nicaragua nadie quiere violencia.

¿Qué cambios se necesitan para que no sigamos viendo el mismo ciclo de un gobernante que quiere quedarse para siempre en el poder?

Bueno, aquí como también los obispos de la Conferencia Episcopal hemos planteado en su momento, se necesita un cambio total en las instituciones. Una especie de refundación de la República.

Plano Personal

Monseñor Rolando Álvarez tiene 49 años. Nació el Día de la Medalla Milagrosa, el 27 de noviembre.

Viene de una familia que describe como sencilla, trabajadora y pobre que ha venido logrando con su esfuerzo y sacrificio ser una familia estable.

Entró al seminario a los 21 años y sus primeros ciclos de estudios filosóficos los realizó en el Seminario Nacional de la Asunción, en Guatemala.

Sus primeros años de estudios teológicos los realizó en el Seminario Interdiocesano de Fátima, en Managua.

Concluyó Teología y su especialización en Filosofía en Roma.

Realizó estudios de especialización en Doctrina Social de la Iglesia en España.

Tiene 22 años de ser sacerdote, 5 de ser obispo y dice que ha tratado de hacer lo mejor que puede.

Dice que siempre piensa en la muerte y por eso dio a hacer su bóveda para que lo sepulten en Matagalpa. “Dice un filósofo que en la medida que pensemos diariamente en la muerte, nuestro último paso en esta vida va a ser feliz”.

Su pasatiempo es dedicarse a su familia y sus amigos.

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