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Argumentando que “el Ejército ya se pronunció”, el jefe departamental de la Policía en Matagalpa, comisionado mayor Ángel Martín Solórzano, evitó referirse a las circunstancias en las cuales murió Enrique Aguinaga Castrillo, “Comandante Invisible”, cuyos familiares señalan que presuntamente fue torturado y ejecutado por militares.
La muerte de Aguinaga ocurrió la mañana del sábado 30 de abril. El jefe del Sexto Comando Militar Regional del Ejército, coronel Alcides Garmendia, afirmó entonces que se trató de un supuesto enfrentamiento entre “delincuentes” contra una patrulla de la institución castrense en Palancito, comarca Wanawas, al noroeste de Río Blanco, Matagalpa.
Sin embargo, familiares y amigos de “Invisible” sostuvieron que no hubo tal enfrentamiento, sino que presuntamente Aguinaga estaba desarmado cuando rafaguearon la casa donde estaba, lo hirieron de bala, luego lo golpearon y terminaron “rematándolo” a balazos.
Además, denunciaron que de la casa allanada por los militares se extraviaron dos anillos de oro, uno de bachillerato y otro de matrimonio, así como quinientos córdobas en efectivo. Además, pusieron a cocinar a una familiar de “Invisible”, a quien también le incumplieron una promesa de darle unas latas de sardina.
Garmendia negó esa versión e insistió en que Aguinaga murió en el supuesto enfrentamiento entre una patrulla militar y “delincuentes” a quienes perseguían por denuncias de abigeato y extorsión.
“LA VERSIÓN QUE HAY”
“No tengo nada que decirte”, es la frase que telefónicamente repitió varias veces el mando policial ante preguntas de LA PRENSA.
Al consultarle que si la Policía investigó la veracidad de la versión militar, Solórzano respondió que “esa es la versión que dio (el Ejército), nada tengo que decirte… nosotros hacemos nuestro trabajo, pero esa es la versión que hay, esa es la versión que tengo y no tengo más versión para nadie”.
SAÑA EN CRIMEN DE CERRATO
En una carta escrita por el obispo de Estelí, monseñor Abelardo Mata, dirigida al presidente inconstitucional Daniel Ortega, le expone todo lo referente a la información que obtuvo sobre la ejecución de Andrés Cerrato, hecho ocurrido el pasado 18 de abril en una comunidad de Ayapal. “Dicha ejecución la hicieron con odio, con saña, alevosía y ventaja”, le dice el religioso en una parte de la carta.
En la misma, Mata le confirma a Ortega que el pasado 13 de marzo Cerrato advirtió durante una reunión en Ayapal, a la que asistieron unas cincuenta personas, que había sido amenazado de muerte por miembros del Ejército que habían pasado por su casa diez días antes de esa denuncia.
En la misiva le dice a Ortega que el 18 de abril llegó un grupo de cinco personas a la casa de Cerrato, de donde lo sacaron y a la media hora lo mataron. “Le cortaron la lengua, le quebraron el brazo y le dieron estocadas con arma blanca en el estómago”, dice el religioso. Mata le señala a Ortega “elementos a investigar”, que lo único que saben es que un cura párroco había contactado a Cerrato con un oficial de apellido Blandón “para que este oficial se reuniera con Cerrato y darle tranquilidad”.
Menciona a Aguinaga
En otra parte de la carta que monseñor Abelardo Mata envió al presidente inconstitucional Daniel Ortega Saavedra hace una relación entre Santiago Palacios «Wayna», quien aclara que está prófugo por matar a un cuñado suyo a quien degolló y Enrique Aguinaga, asesinado el pasado sábado en una comunidad de Río Blanco.
Aunque no es muy clara la relación, dice Mata que Palacios, en 2015, mató a un hijo de «Navegante», que andaba con Aguinaga.
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