A un año de la masacre del 19 de julio solo queda el dolor y preguntas sin respuestas
Por Elizabeth Romero, LA PRENSA, 19 de julio de 2015
Al abogado Carlos Baltodano todavía le confunde la forma como fue entretejida la acusación contra los implicados en la masacre del 19 de julio.
A un año del aniversario de la masacre del 19 de julio, Baltodano, uno de los abogados que asistieron legalmente a cuatro de los 12 involucrados en el múltiple crimen, estima que a quienes juzgaron fue a “chivos expiatorios” y a quienes obligaron a declarar a punta de tortura.
Baltodano considera que los cuatro campesinos que él defendió, los hermanos Juan y Gregorio Torres Espinoza y de Erick Salgado, conocidos como los “tira piedras”, de Las Pilas, Ciudad Darío y el dueño de los autobuses Walter Balmaceda, no tienen que ver nada en esa masacre. Es más, destaca cómo Juan, en 2006 salvó las boletas de una Junta Receptora de Votos (JRV) cuando fue quemada. Él estaba a cargo por el Frente Sandinista.
Y con los ocho “allí en ese juicio casi estoy seguro que ninguno de esos ochos tuvo que ver en esa masacre. Si yo hubiese estado de juez yo le otorgo el beneficio de la duda, primero porque la Policía hizo un pésimo trabajo. Es más a esa gente no necesitan ni siquiera golpearla, porque solo te meten en un pozo en un sótano que hay allí (en El Chipote), a no se cuantos pisos debajo, te dejan en una oscuridad por tres, cuatro días y cuando salís de allí vos salís diciendo cualquier cosa, como le pasó a Juan Torres Espinoza, y a los otros los colgaron de los dedos gordos”, confió Baltodano.
Recordó el defensor que ellos le explicaron que “los dejaron guindados más de 24 horas”. Con este tipo de torturas “al final cualquiera se quiebra, cualquiera dice cualquier locura”.
Carlos Baltodano, también es socio de Walter Balmaceda, a quien recuerda que en la víspera del 19 le aconsejó “no vayas”. Baltodano, dueño de tres buses con los que ese día trasladó simpatizantes orteguistas a la Plaza en Managua, debió conducir uno de los buses porque no tenía conductor.
El abogado, exmilitar, con 23 años de experiencia en el campo del derecho, exjuez de Distrito y exjuez militar, dice que su sorpresa es mayúscula cuando a Balmaceda en la acusación fue hecho aparecer como “el ideador de esta masacre”, que en dos momentos y puntos diferentes ocasionó la muerte de cinco personas y más de veinte lesionados.
Las víctimas mortales fueron: Devilma Argentina Benavídez Gómez, Esther Ligia Vásquez Barrera, Yader Francisco Sáenz Potoy, Germán Adrián Martínez Hernández y Yelsin Isaías Talavera Galeano.
12 son los enjuiciados por la masacre del 19 de julio en la carretera Panamericana Norte, quienes nueve meses después fueron declarados culpables y a siete de ellos sentenciados a penas que pasan los 100 años.
LOS IMPLICAN Y NO ESTABAN
Esa noche fueron dos ataques a caravanas del FSLN que regresaban de la Plaza de la Fe en Managua.
El primero ocurrió según la Fiscalía a las 9:40 p.m., en el kilómetro 76 de la carretera Panamericana Norte, donde a causa de los disparos cuatro personas fallecieron. El segundo ataque fue en el municipio de San Ramón, allí una persona perdió la vida.
Hay un testigo identificado como Domingo Ruiz Mendoza, quien refirió que miró cuando en el empalme de las Pilas, se bajaron cuatro personas, entre ellos un niño. “Y a los minutos se pudo observar una gran cantidad de policías que estaban apostados en la finca San Mateo, el bucero no paró el bus, solo aminoró la velocidad”, relata el testigo, quien confirma que los primeros acusados no están involucrados.
EXTRAÑAS PROMESAS
Al abogado Carlos Baltodano le llama más la atención el hecho de que hayan acusado a su socio y cliente Walter Balmaceda, a quien consideró un liberal convertido al sandinismo que creía en los ofrecimientos de ese partido. “Balmaceda andaba tan estúpido que me dijo todavía el 18 de julio… ‘mirá Baltodano dice el alcalde (de Ciudad Darío) que me va a proponer en la estructura del Frente (Sandinista) para que yo lo sustituya, que voy como alcalde de Darío (en las próximas elecciones)’”. Él le aconsejó “dejá de andarles creyendo”, comenta Baltodano.