Problemas en la seguridad alimentaria, así como la violencia, son algunos de los principales riesgos que enfrenta la población infantil en Matagalpa, estiman representantes de organizaciones no gubernamentales.
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En el Centro Nutricional El Buen Samaritano, en la ruta entre las ciudades de Matagalpa y San Ramón, atienden a un promedio de 35 niños y adolescentes, desde los seis meses hasta los 15 años de edad, con problemas nutricionales.
“Son niños que vienen desnutridos… porque sus familias no les pueden dar alimentación, porque tienen 2, 5 ó 6 hijos”, refiere el doctor Omar Palacios, del Centro Nutricional El Buen Samaritano.
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El programa de recuperación nutricional de este centro, dice Palacios, atiende a los niños y adolescentes con un déficit que oscila entre 5 y 10 libras, respecto del rango de edad de los beneficiarios.
De la población atendida por el programa, sostiene Palacios, el 85 por ciento es originaria de comunidades rurales y el porcentaje restante es de áreas urbanas. Hay niños procedentes de los municipios de Matagalpa, San Ramón y Matiguás.
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Los niños lactantes son ingresados al centro porque muchas veces no reciben leche materna, ya que las madres que salen a trabajar fuera de la casa, optan por dar a los bebés “atol, café con pan o leches no adecuadas para la edad”, lo que es agravado por los bajos salarios que reciben las madres, explica Palacios.
El médico señala que la desnutrición infantil está ligada a las familias numerosas, cuyo sustento económico recae sobre uno de los padres, pero que también hay resistencia para el uso de métodos anticonceptivos en el campo, debido, a veces, a la cultura y al nivel de escolaridad.
Ludoteca en Matagalpa
Mientras tanto, la Asociación para el Desarrollo Integral Comunitario (ADIC), en el barrio Guanuca, al norte de la ciudad de Matagalpa, tiene un programa de ludoteca con el que brinda educación en derechos humanos y prevención del abuso sexual a la niñez de barrios aledaños. Son alrededor de 35 los atendidos.
Héctor Valdivia, responsable de esta ludoteca de ADIC, explica que, en los grupos focales realizados con niños, ellos señalan que viven violencia en todos los niveles: casa, escuela y la comunidad.
Valdivia señala que el primer paso para prevenir la violencia está en ir mejorando la manera en que los padres corrigen a los hijos, lo que debe ser con respeto y cariño.
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