Otoniel Jarquín Espinoza caminó llevando en brazos a su hija de tres años, Sofía, mientras que su hijo Osman Israel, de cuatro, caminaba junto a ellos durante la multitudinaria peregrinación al Santuario del Divino Niño, en la comunidad Fuente Pura, 12 kilómetros al norte de la ciudad de Matagalpa, sobre la sinuosa carretera pavimentada a Jinotega.
Ambos niños usaban túnicas rosadas, similares a la vestimenta en la representación del Divino Niño. “Cuando Osman estaba por nacer, se miró mal en el parto, entonces le pedimos al Divino Niño que los sacara con bien, a la mamá y a él, entonces lo trajimos a pagar la promesa y ya son cuatro años viniendo”, explica Jarquín Espinoza, originario de la comunidad Carreta Quebrada en el municipio de Sébaco.
La familia Jarquín llegó temprano al Santuario al que cada año asisten más de 40,000 feligreses de distintos puntos del país, principalmente de la Diócesis de Matagalpa.
Además de cumplir promesas por favores y bendiciones recibidas, hubo feligreses rezando el Rosario, mientras que otros portaban banderas de la iglesia y de Nicaragua, orando por la paz y la justicia en el país.
La del Divino Niño es una fiesta católica que en Matagalpa celebran el domingo más próximo al 20 de julio de cada año, con una peregrinación desde la catedral San Pedro Apóstol hasta el Santuario, donde ahora existe un templo de 640 metros cuadrados dedicado a la niñez de Cristo.
Muchos fieles caminan desde el amanecer, para llegar temprano y poder ingresar al templo a orar, aunque la mayoría participa primero en la misa que cada año es celebrada a las 7:00 a.m. en la catedral para luego ir con la multitud acompañando a la imagen del Divino Niño hacia el Santuario.
Hace 23 años
El sacerdote Edwin Rodríguez Molinares, rector del Santuario del Divino Niño, contó que hace 23 años, durante una misa de difunto, una familia matagalpina dio como recuerdos a los asistentes las pequeñas imágenes del Divino Niño y monseñor Róger García, capellán del Papa y vicario en la iglesia San Felipe de Molagüina, les propuso organizar “algo bonito” para fomentar la devoción a la niñez de Jesús.
Fue así que, en 1996, los feligreses instados por el padre Róger, realizaron una procesión desde el extremo suroeste de la ciudad de Matagalpa —la salida a Sébaco— hasta la catedral, con el beneplácito del entonces obispo de Matagalpa y actual arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano.
Un año más tarde, el evento se convirtió en la peregrinación hacia el Santuario en Fuente Pura, donde cada año es creciente la cantidad de peregrinos que, en los últimos años, ha superado los 40,000, según cálculos de la Diócesis.
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