
Arcadio de Jesús Olivas Alvarado, de 59 años, fue asesinado por personas desconocidas que lo atacaron presuntamente con machete y además asestaron un tiro en la cabeza, en la comunidad Santa Fe de Parpar, jurisdicción del municipio de Wiwilí, departamento de Jinotega.
La víctima, acompañado por una hija quinceañera, recién había asistido a un culto en la iglesia evangélica Puertas del Cielo en la misma comunidad, refirieron sus familiares a los policías que llegaron a investigar el crimen.
Aunque la actividad religiosa terminó a las 6:30 p.m., Olivas Alvarado no regresó a su casa a menos de un kilómetro de la iglesia y, aproximadamente a las 9:00 p.m., su hijo Jairo Olivas Hernández escuchó al menos cuatro detonaciones de arma de fuego con dirección oeste.
Olivas Hernández creía que su padre estaba en el culto y fue a buscarlo sin éxito, por lo que a las 5:30 a.m. del siguiente día reanudó la búsqueda, hallándolo muerto en el cauce de una quebrada, a unos 400 metros al oeste de su casa.
Un reporte preliminar de la Policía señala que el cadáver estaba boca arriba y presentaba al menos una herida por arma blanca en la parte superior de la cabeza, así como un impacto de bala que le provocó exposición de masa encefálica. Además, tenía otro balazo en la parte izquierda de la pelvis.
Los familiares de Olivas Alvarado avisaron a la Policía, pero considerando la distancia y que los investigadores tardarían en llegar, decidieron levantar el cuerpo y llevarlo a su casa.
Investigadores policiales continuaban indagando en el sitio para tratar de esclarecer el crimen que preliminarmente calificaron como homicidio.
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