La señora de las flores del Mercado Sur de Matagalpa

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Con una sonrisa Josefa recibe a todos los que llegan a buscar flores a su tramo. Allí encuentra de toda variedad para dar un toque diferente a su hogar. HOY / LUIS EDUARDO MARTÍNEZ M.
Señora de las flores
Con una sonrisa Josefa recibe a todos los que llegan a buscar flores a su tramo. Allí encuentra de toda variedad para dar un toque diferente a su hogar. HOY / LUIS EDUARDO MARTÍNEZ M.

En solo la entrada al área de descargue del Mercado Sur, en la ciudad de Matagalpa, está el tramo de Josefa Victorina Blandón Salgado, la delgada y sonriente mujer próxima a cumplir 70 años y a quien sus clientes llaman la “señora de las flores”.

Sus manos denotan el duro esfuerzo que durante décadas ha realizado trabajando 12 horas diarias en ese centro de compras, tarea por la que pudo sacar adelante a sus siete hijos —cinco varones y dos mujeres—, ya todos adultos y con sus propias familias.

Crisantemos en blanco, rojo y lila; margaritas, pinochos verdes, entre otras, son algunas de las variedades de flores que Blandón oferta en su tramo, así como helechos que compra a floricultores que los cultivan en propiedades situadas en la ruta tradicional entre las ciudades de Matagalpa y Jinotega.

Fundadora del Mercado Sur

Blandón tuvo un tramo en el que vendía verduras en el antiguo mercado de Matagalpa, donde actualmente es la delegación departamental de la Policía y el cual fue destruido durante la insurrección de 1979. Los mercaderes tuvieron que buscar nuevos sitios para trabajar y unos se ubicaron en la vieja salida a San Ramón, en el barrio 5 de Junio; mientras que otros se quedaron en el parque Francisco Morazán.

Blandón se quedó en el parque y los comerciantes que estaban ahí luego fueron reubicados en las cercanías del ya desaparecido Teatro Matagalpa, hasta que en 1982 fue inaugurado el Mercado Sur.

“Soy fundadora de este mercado”, dice Blandón, contando que ahí había “una muchacha” leonesa que “tenía un tramo y era la única que vendía flores, pero se fue para su lugar y no quedó la venta, entonces la gente (venía) a buscar flores y dije que iba a poner también (la venta de flores) y me iba a comprar, la vendía toda y me iba a comprar más y más, hasta que se agrandó”.

Así han transcurrido los años. El cabello, el cual cubre con un pañuelo, le ha blanqueado a Blandón, quien en esta temporada también oferta musgo y el llamado paste de montaña, para adornar altares y los tradicionales nacimientos o belenes.

Blandón vive en el barrio Yagüare, al este de la ciudad. Cada día “me levanto a las 4:30 a.m., me baño, me alisto y a las 5:00 a.m. ya estoy aquí (en el tramo de flores). Yo solita saco las cosas, alisto mi venta y aquí paso el día, aquí mismo voy a buscar lo que me gusta para comer”.

Le hace falta el mercado

Para esta señora de las flores, su vida es el mercado. Hace 14 años la operaron y tuvo que quedarse en casa por unos días, porque “no podía caminar, pero cuando ya empecé a dar mis pasitos, uno de mis hijos me traía para estar aquí sentada, mirando a mis amistades, porque tengo bastantes amistades y con eso yo me alegro”.

“Mis hijos ahí me viven diciendo que yo trabajo tanto, pero les digo que me hace falta el mercado”, relata Blandón.

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