A las 7:00 a.m. de este miércoles 18 de noviembre, Basiliso Hernández Muñoz estaba “cortando unos granitos de café” en la pequeña plantación que tiene en la comunidad Samulalí, al sureste del municipio de Matagalpa, cuando le llevaron la fatal noticia: una de sus hijas y dos nietos murieron en el alud ocurrido en el sector de San Martín de Peñas Blancas, en El Tuma-La Dalia.
Le puede interesar: Jinotega: Reportan dos muertes y un desaparecido
Hernández Muñoz, golpeado por el aviso, procuró consolar a su esposa, compró plástico negro y luego, con unas maestras de la localidad, en el transcurso de la mañana consiguieron que la Alcaldía de Matagalpa les prestara un camión con conductor para ir a buscar los cuerpos de Martha Lorena Hernández Ramos y los dos hijos de esta: Heykel y Orlando Josué Navarrete Hernández, de 9 años y de siete meses, respectivamente.
Mientras Hernández Muñoz andaba en las gestiones, su yerno Orlando Navarrete Baldizón, quien sobrevivió al alud, permanecía en el sitio donde perdió todo: familia, casa, enseres, gallinas y cultivos, incluyendo un pequeño cafetal.
Los cuerpos de la esposa e hijos de Navarrete, así como el de la niña Karen Junieth Martínez Hernández, de dos años, fueron hallados temprano, el miércoles. Pero, siete personas más seguían desaparecidas y decenas de pobladores de las comunidades aledañas llegaron para ayudar a buscarlos.
También puede leer: Iota deja graves afectaciones en Matagalpa y Jinotega
Brigadas de diferentes instituciones estatales andaban en la búsqueda, incluso, el Ejército usó técnica canina. Pero, eso lo documentaron con sus celulares los lugareños que estaban en la zona del alud, porque la Policía, obediente a la política estatal de censura, impidió el paso a periodistas de distintos medios nacionales e internacionales y solo permitió el ingreso de periodistas de medios oficialistas.
Censura
El retén policial fue establecido a unos 4 kilómetros de donde ocurrió el deslizamiento, en las inmediaciones de las fincas San Sebastián, San Martín y Montecristo, a unos 22 kilómetros al norte de la cabecera municipal de El Tuma-La Dalia.
Pobladores de diferentes comunidades aledañas, principalmente de El Carmen, entraban a ayudar en las tareas de búsqueda en la zona del alud. Otros salían agotados del lugar y con ellos fluyó información e imágenes que habían podido grabar con sus celulares.
La avalancha de lodo ocurrió aproximadamente a las 3:00 p.m. del martes 17 de noviembre y afectó varias casas del sector llamado Los Roque, por la familia de Alberto de Jesús Roque González, un ciego de 65 años que también murió en el alud.
De lo que contaban los comunitarios, ante la enojada presencia de los policías del retén, trascendió que otras víctimas mortales fueron Fanor Otero, de 36 años y sus hijos Elvin y Fanny, así como otro miembro de esta familia cuyo nombre no fue precisado. Mientras tanto, Flor López Aráuz, de 38 años y su hija Heizel Otero López, de 19 años (madre de la niña Karen Junieth Martínez Hernández) seguían desaparecidas.
El alud, según las autoridades, tenía unos 200 metros de ancho y un kilómetro de longitud; pero los lugareños calculaban un área de entre seis y ocho manzanas de extensión.
“Saber dónde estaba esa pobre gente viviendo, prácticamente tenían la sepultura de tiempo. Nosotros quisimos llegar hasta donde se originó el deslave, pero es muy inclinado, son más de 300 metros. Pero, sí logramos penetrar hasta más del 70 por ciento de donde empezó la avalancha”, comentó el sacerdote Pablo Espinoza, titular de la parroquia Nuestra Señora de Fátima en el vecino municipio de Rancho Grande.
El padre Espinoza junto al vicario de esa misma Parroquia, Fernando Calero, así como el sacerdote Jorge Mairena, titular de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes encabezaron comitivas de la iglesia católica que pudieron llegar al sitio del deslizamiento. Pastores evangélicos también llegaron.
Además: Falso: Video de techo derribado por vientos no es en Bilwi
Mientras los comunitarios daban información a los periodistas, el oficialismo alistaba un plan para evadirlos. Llegó una camioneta con ataúdes y, cerca de las 3:00 p.m., se aproximó Basiliso Hernández para buscar los cuerpos de su hija y nietos. Pero, poco después de las 4:00 p.m., este hombre salía en la parte trasera del camión que le había facilitado la Alcaldía de Matagalpa. Llevaba de regreso el plástico que compró temprano.
Otros vehículos salieron del sitio y luego varios ataúdes fueron llevados a la Alcaldía de El Tuma-La Dalia. Uno de los empleados de esa institución en tono de burla aseguraba que los féretros estaban vacíos.
A las 6:00 p.m., otra caravana salió por el maltrecho y estrecho camino de macadán entre San Martín y Montecristo a la carretera adoquinada hacia La Dalia, para ir directamente al cementerio de ese poblado. Ahí fueron sepultados en una misma fosa los cuatro miembros de la familia Otero junto a Roque González.
El cuerpo de la niña de dos años fue llevado por su padre, Erick Martínez, a la ciudad de Matagalpa.
En tanto, cuando el oficialismo consideró que había evadido a los periodistas, los cuerpos de Hernández Ramos y sus hijos fueron llevados a Samulalí, donde fueron velados en la casa de Hernández Muñoz.
El alud de Soledad
No es primera vez que el oficialismo pretende “adueñarse” y controlar este tipo de tragedias. El 21 de octubre de 2018, quiso impedir que la Alcaldía de Santa María de Pantasma en Jinotega, apoyara con los ataúdes para cuatro miembros de una familia que quedaron enterrados por un alud en la comunidad Soledad número uno, ubicada a 14 kilómetros de la cabecera de ese municipio.
La tragedia en la que perecieron Félix Vásquez Hernández (60 años), su esposa Sandra del Socorro Estrada (36 años) y sus hijas Betania de los Ángeles y Ana Raquel, de 13 y 4 años respectivamente, enlutó a todo el caserío compuesto por más de seiscientas personas. El niño José Ignacio Vásquez, de 8 años (hijo de la pareja) no había dormido en la casa, escapando así de la muerte.
Facebook Comments