Marvin Benard, mánager del equipo Nicaragua en la Serie del Caribe 2024, ha levantado una polvareda por decir en conferencia de prensa más o menos lo siguiente: los peloteros nicas son conformistas, no resuelven lo básico ni están dispuestos a ir a la milla extra. Y a los cronistas deportivos les dijo que están acostumbrados a un béisbol campesino.
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Las declaraciones han provocado una polvareda. Unos critican a Benard por exponer en público lo que consideran debió decir en privado; otros porque dicen que no conoce a los peloteros ya que no dirigió en la Liga Profesional de Nicaragua. Del otro lado, hay también gente que pondera lo dicho por Benard.
Yo no voy a opinar. Voy a compartirles ciertos hechos y luego ustedes vean si Benard, en plena frustración, estaba o no en lo correcto.
1. En Nicaragua se ha jugado béisbol por más de un siglo. Los picos de tal historia han sido algunos segundos lugares de equipos mayores e infantiles. Solo a nivel centroamericano se han ganado primeros lugares. Es decir, nuestro nivel histórico es para triunfar en Centroamérica.
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2. Pocas veces ha habido claridad de metas. El mítico equipo de 1972 y el de 1978 son de los pocos ejemplos de cómo se estructuró un proyecto para lograr ciertos resultados. Ahora que el modelo son las Grandes Ligas de los Estados Unidos, nuestro modelo no se ha adaptado para desarrollar una cantera que se renueve constantemente. Cierto, hay unas academias por ahí que cada cierto tiempo producen una firma, pero de ahí no han pasado.
3. Mientras México, Panamá, Colombia, República Dominicana, Puerto Rico y ahora Curazao procuraban captar prospectos con el físico cuasi ideal para brillar en la pelota profesional, en Nicaragua no se ha invertido en formar cantera ni entrenadores ni dirigentes de alta calidad. Uno se pregunta por qué había mejor trabajo de búsqueda de talentos en los setenta, ochenta y noventa, que ahora. De esos años partieron casi todos los grande-ligas que ha tenido Nicaragua.
4. La falta de una política deportiva alejada del clientelismo, de relaciones con las organizaciones más desarrolladas del béisbol (lo que sí está trabajando Honduras), de presupuestos decentes y de seguimiento de prospectos nos tienen a como estamos. El deporte de alto rendimiento es caro. Pero, sobre todo, eficiente y eficaz.
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5. El deporte actual se sostiene en la ciencia, la medicina y la tecnología. ¿Cuánto de eso tenemos en el país? Si aquí fuera así ya nadie discutiría aquello de: ¿el jonrón se busca o sale por sí mismo?
6. Lo que tenemos es béisbol para el entretenimiento de la gente en los departamentos. No se invierte aún para ser competitivos a nivel del Caribe, menos al nivel del Clásico del Béisbol. De ahí que no debería de asustar ni frustrar a nadie que no se haya ganado en Miami. Es otro el nivel, al menos sicológicamente hablando. Se nota fácilmente que falta fortaleza mental, táctica y estratégica en nuestros representantes. Los resultados de esta vez deberían servir como la línea de base para próximas oportunidades, si es que las hubiera.
7. Somos una sociedad sin cultura de la competitividad, que es donde se desarrolló Marvin Benard. En ese béisbol todo mundo, super estrellas incluidas, deben rendir al tope cada día. Detrás de ellos hay un puñado de prospectos ávidos de reemplazarlos. Algunos lo lograrán eventualmente. En Nicaragua no es así. Nos hacen creer que hay insustituibles.
8. Somos una sociedad irrespetuosa. Algunos peloteros, incluyendo algunos destacados, son un reflejo de eso. Pasa que muchos episodios bochornosos jamás son contados por los periodistas del país. A lo sumo dicen que fulano se metió en dificultades o anda por caminos tortuosos (¡ni siquiera se atreven a decir torcidos!). Eso no abona al desarrollo de una cultura del respeto.
Ahora, ¿qué piensa usted? ¿Está o no Benard en lo cierto?
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