“No hagan de Nicaragua un mercado”, fue el contundente llamado del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos a los nicaragüenses, pero particularmente a la clase política del país, exhortándoles a que hablen claro.
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En la homilía de la misa que presidió este domingo 7 de marzo en la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, con asistencia limitada de feligreses por la pandemia del coronavirus, el obispo Álvarez consideró que las tres lecturas presentadas por la Iglesia para el tercer domingo de Cuaresma, de alguna manera tenían carácter cristológico.
En es sentido, el obispo reflexionó los textos dominicales desde tres aspectos: “la memoria que nos lleva a nuestros orígenes; los ídolos que pretenden desviar nuestra mirada del Señor; y la necesidad de limpiar nuestro corazón, que es el nuevo templo de Dios”.
Monseñor Álvarez ahondó en cada aspecto, pero en el referido a los ídolos incluyó antivalores como la avaricia y la ambición presentes en cualquier estrato y “como decimos en buen ‘nica’, írsele arriba al otro, serrucharle el piso al otro, son ídolos… cualquier sociedad, si no está atenta a este tipo de idolatrías, puede llegar un momento en que termine embebida, inundada, en las relaciones interpersonales, sociales, laborales, comportándose ya de esta manera y viéndolo como si fuera normal”.
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Y del tercer aspecto, el obispo alentó a los nicaragüenses a “limpiar nuestro corazón de toda y cualquier suciedad”, a apreciar la fe cristiana y a mantener el corazón libre de ataduras.
“Quien tenga oídos para oír, que escuché: No hagan de Nicaragua un mercado, donde algunos, con sus estrategias escondidas, pretenden venderse al mejor postor, o sacar ventaja de los otros, o seguir jalando agua para su molino o buscar cómo, en río revuelto, tener ganancia de pescadores, como dice el refrán”, advirtió el obispo.
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En su exhortación agregó: “Quienes desde el anonimato o tras bambalinas manejan los hilos de quienes se prestan a su juego o intereses particulares, o de grupos, los nicaragüenses necesitamos que hablen claro, que den la cara, que no pretendan darnos atol con el dedo. Pienso que aquí, quien hable con claridad, franqueza y directo, estaría dando un paso adelante, podría, incluso, hacer la diferencia”.
“Quien se pertrecha en sus propias seguridades, en apoyos externos, en grupos anónimos y ocultos, en discursos agitados, confrontativos, descalificando, alentando rencores, resentimientos, ahondando heridas, llevado al país al despeñadero, quedará al descubierto como un vendedor de falsas ilusiones y de planes equivocados, erróneos y desviados. Nicaragua necesita de estadistas que con claridad hagan propuestas de nación y tengan visión de presente y futuro, para que juntos, sin exclusiones ni estigmatizaciones, aportando cada uno su propio granito de mostaza, podamos también aportar a un país en paz, justicia, libertad, equidad y prosperidad. Así sea”, finalizó.
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