Pasó en la bulliciosa Managua, un sábado 11 de julio de 2015. A través de la televisión, fuimos testigos de los gritos desesperados de Yelka pidiendo auxilio al ver correr la sangre de sus dos hijos: José Efraín de 13 años y Aura Marina, de 11.
Padre y Madre nuestra, que estas en el cielo, en la tierra y dentro de cada uno de nosotros y nosotras, no dejes que olvidemos tanta injusticia y abuso de poder cometidos contra nuestros hermanos y hermanas más pequeñas.
Como defensor de derechos humanos he recibido decenas de testimonios de víctimas de graves violaciones a sus derechos, todas esas historias te conmueven, pero hay algunas que te estremecen hasta el tuétano, que te dejan con un nudo en la garganta y te obligan a no quedarte callado, porque el hacerlo te convierte en cómplice. Es el caso de la historia de Daira Junieth.