A finales de mayo próximo está previsto que comience en Jinotega el juicio en contra de Marlon Jhonny González Rosales, apodado “el macheteador de San José de Bocay”, acusado de asesinar a dos personas —entre ellas un niño de 10 años— y de querer asesinar a otras siete, el domingo 23 de febrero en el municipio de San José de Bocay, departamento de Jinotega.
El titular del Juzgado de Distrito Penal de Audiencias de Jinotega, Carlos Molina, admitió los elementos de prueba ofrecidos por la Fiscalía y mantuvo la medida cautelar de prisión preventiva contra González.
Molina fijó como fecha probable de juicio el próximo 25 de mayo, pero eso dependerá de la agenda que tenga el Juzgado de Juicios que designe por sorteo la Oficina de Recepción y Distribución de Causas y Escritos (Ordice).
Según la acusación de la Fiscalía, González, con un machete de 69 centímetros de largo en la mano, comenzó a agredir a varias personas, sin distinción en el campo de la comunidad San Luis número uno en San José de Bocay.
González vive frente a ese campo y al ir a su casa encontró a Silvio Isaías Zeas, su primera víctima. Lo atacó e hirió en el abdomen. En ese momento intervino Harvey Antonio González Rosales, hermano del acusado, para intentar detenerlo.
Pero, González atacó con saña a su hermano: le cercenó el brazo derecho, lo hirió en el brazo izquierdo y en la mano. El padre de ambos, Dorwin Jimmy González Bravo, también intentó contenerlo. Le dio un golpe con un trozo de madera, pero no logró desarmarlo. González le respondió con un machetazo que le fracturó los dedos de la mano derecha.
Después, González agredió también a Carlos Martín Rivera Díaz, propinándole tres machetazos en la cabeza.
Rivera Díaz logró correr con vida, pero días después murió. Inicialmente, la Fiscalía imputó el hecho como tentativa de homicidio, pero tras su fallecimiento, reformuló el cargo a homicidio, en una audiencia de “ampliación de la acusación”, realizada el 18 de marzo.
La Fiscalía detalla que González siguió caminando hacia la comunidad San Luis número dos. Allí encontró a Hanier Kaleb Vargas, a quien intentó matar con un machetazo dirigido al pecho. Vargas sujetó el arma con la mano y terminó herido en el abdomen. Consiguió escapar.
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En el sector de la Iglesia Nueva Galilea, el acusado se acercó a la vivienda de Felipe José Picado, quien descansaba en una hamaca. Al verlo, su esposa Rosa Lilliam Aráuz Úbeda logró meter a sus hijas a la casa, pero Felipe quedó afuera. González le lanzó dos machetazos, fracturándole ambos antebrazos.
A las 2:55 de la tarde, el ataque más devastador ocurrió en la calle de la comunidad San Luis. González encontró a Rubí Alvarado García, de 10 años, junto a su madre, Leo García Castellón. El machetazo al rostro del niño le cortó la yugular. Murió al instante. La madre fue herida en un brazo y en la cabeza mientras intentaba socorrerlo, pero logró escapar con vida.
El último ataque registrado en la acusación ocurrió cerca de la Escuela Jerusalén, a unos 400 metros al oeste de San Luis número dos. González agredió a Marciano Mercedes Blandón, lanzándole una piedra a la cabeza y un machetazo en el abdomen.
Blandón logró sujetarlo y, en medio del forcejeo, llegaron Lesther Josué Gutiérrez Real, Santos Francisco Orozco y Francisco Gregorio Castillo Blandón, quienes lo desarmaron y lo amarraron.
Poco después de ser reducido, una patrulla de la Policía llegó al sitio. Un video—facilitado a Mosaico CSI— muestra a González en el suelo, atado, mientras agentes policiales lo golpean. Las imágenes circularon ampliamente en redes sociales y generaron críticas por el uso excesivo de la fuerza, incluso en un contexto de violencia extrema como el descrito en el expediente.
La Fiscalía afirma que González ejecutó todos los actos necesarios para causar la muerte en cada uno de los casos. Solo la intervención de terceros o la reacción de las víctimas impidió que los ataques fueran aún más letales.
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