El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a través de un pronunciamiento emitido el 8 de febrero por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua y publicado este domingo por medios oficialistas, lanzó una dura ofensiva contra el Vaticano, acusándolo de «agraviar» la soberanía nicaragüense y tildando de «falsarios y fariseos» a líderes eclesiásticos que, según el régimen, buscan ejercer influencia política en el país.
El texto, difundido bajo el título “Luz y Verdad” denuncia declaraciones realizadas desde “páginas y plataformas propias” del Vaticano, que, según el texto, buscan interferir en asuntos internos de Nicaragua. El régimen Ortega Murillo sostiene que estas declaraciones constituyen “un insulto a la soberanía y dignidad del Estado nicaragüense” y critica lo que considera intentos de “nombrar autoridades religiosas sin el consentimiento de la pareja dictatorial.
“Además, sin ninguna autoridad política supranacional, el Estado Vaticano pretende disponer sobre cargos y poderes que otorgan, en Nicaragua, a personas que dejaron de ser nicaragüenses, por conductas impropias e intolerables de promoción de crímenes, políticamente instigados, así como constantes llamados a romper la paz, con todo tipo de violencia, falsedades y planificadas calumnias, infringiendo angustias, sufrimiento y dolor, a las Familias de nuestro País”, dice el texto.
Esa parte en especial parece ser la respuesta del régimen a la entrevista que monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, brindó al canal EWTN, en la que aseguró: “fui ordenado obispo para Matagalpa, soy cabeza visible de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí y lo seguiré siendo hasta que Dios quiera”.
Acusaciones y descalificaciones
En el pronunciamiento, cargado de lenguaje incendiario, el régimen acusa a la Iglesia Católica de promover la “violencia, falsedades y calumnias” y de intentar desestabilizar el país.







Además, califica a algunos líderes religiosos como “mercaderes y falsos profetas” que, según el gobierno, “pretenden el poder político desde púlpitos vacíos” y actúan en complicidad con “ideologías fascistas y pro-imperialistas”.
La arremetida también incluye referencias históricas al colonialismo, la Inquisición y presuntos crímenes cometidos por la Iglesia a lo largo de los siglos. El régimen llega a acusar al Vaticano de mantener prácticas “depravadas y pedófilas” y de aliarse con las “fuerzas de la oscuridad”.
Este nuevo ataque contra el Vaticano y la Iglesia Católica ocurre en un contexto de creciente persecución religiosa en Nicaragua.
Desde 2018, el régimen Ortega Murillo ha intensificado su hostigamiento contra líderes eclesiásticos críticos, clausurando templos, expulsando sacerdotes y prohibiendo procesiones religiosas.
En 2022, monseñor Rolando Álvarez fue condenado a más de 26 años de prisión tras negarse a aceptar el exilio impuesto por el régimen.
El gobierno justifica su actuar bajo el argumento de que el Estado nicaragüense es laico. Sin embargo, el discurso oficial combina referencias religiosas y políticas que refuerzan su visión de una Nicaragua “cristiana, socialista y solidaria”, alineada con los intereses del partido de gobierno.
El régimen finaliza su comunicado con una advertencia: “Aquí ni volverán, ni pasarán”, en referencia a los líderes religiosos que considera opositores.
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