Joven nicaragüense es ordenado diácono en Costa Rica

Donaldo Novoa recibió el ministerio diaconal en la Diócesis de Ciudad Quesada y se prepara para su próxima ordenación sacerdotal

Mosaico CSI
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El nicaragüense Donaldo Alfonso Novoa López, de 30 años y originario de Río San Juan, Nicaragua, fue ordenado diácono este sábado 8 de febrero en la Catedral San Carlos Borromeo, en Ciudad Quesada, Costa Rica. La ceremonia fue presidida por monseñor José Manuel Garita Herrera, obispo de la diócesis, quien le impuso las manos y realizó la oración consecratoria.

Novoa se convierte en el segundo nicaragüense en recibir la ordenación diaconal en esta jurisdicción eclesiástica. En abril de 2024, Fernando Vásquez Vargas, originario de San Ramón, Matagalpa, fue ordenado diácono en la misma diócesis y meses después fue ordenado sacerdote.

La presencia de al menos siete sacerdotes nicaragüenses, entre forzados al exilio y desterrados, así como un grupo de Misioneras de la Caridad —expulsadas de Nicaragua en 2022— marcó la ordenación de Novoa.

Entre los sacerdotes nicaragüenses estaba monseñor Miguel Agustín Mántica Cuadra, párroco de la Parroquia San Francisco de Asís en Bolonia, Managua, y Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis de Managua —desterrado de Nicaragua y enviado a Roma en enero de 2024— quien le impuso a Novoa la dalmática, una vestidura exterior propia y característica del diácono.

Diacono Donaldo Novoa
El nicaragüense monseñor Miguel Mántica impone la vestidura diaconal al nuevo diácono Donaldo Novoa, en Ciudad Quesada, Costa Rica. © Mosaico CSI

«Hoy hemos ordenado diácono acá en Ciudad Quesada a un hijo de Nicaragua, un hijo de la Iglesia, un hijo de María, Donaldo Alfonso, por lo cual estamos muy contentos», expresó el obispo Garita tras la ceremonia, añadiendo que «esto nos anima a seguir la misión en la Iglesia que es evangelizar, servir a los hermanos y ayudar a su santificación y el Señor, como dice el Salmo, ha estado grande con nosotros y estamos alegres, agradecidos con esta ordenación y nos sentimos muy unidos espiritualmente eh a la iglesia de Nicaragua con la cual obviamente compartimos la misión, también con toda la iglesia universal, orando especialmente por esa misión que cumple la iglesia nicaragüense en ese querido y hermano país”.

Un llamado que comenzó en la infancia

Novoa, por su parte, relató que su vocación sacerdotal surgió cuando tenía 10 años, tras integrarse al grupo Infancia Misionera de las Obras Misionales Pontificias. Con el tiempo, este deseo de servir se fortaleció y lo llevó a ingresar en 2016 al Seminario Nacional Nuestra Señora de Fátima, en Managua.

Sin embargo, en 2021 decidió trasladarse a Costa Rica para continuar su discernimiento en un ambiente más propicio.

Diacono Donaldo Novoa
El diácono Donaldo Novoa durante la comunión en la misa de su ordenación diaconal este 8 de febrero en Ciudad Quesada, Costa Rica. © Mosaico CSI

“Para discernir la vocación se necesita ese momento de paz, para no estar tan estresado de tantas cosas. Era mejor salir y buscar un buen discernimiento vocacional”, explicó Novoa después de la ordenación.

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Con el permiso de su obispo y la aceptación de monseñor Garita, continuó sus estudios teológicos en Costa Rica, donde finalizó su formación en 2024.

Desde su llegada a Costa Rica, el ahora diácono Novoa ha mantenido una relación cercana con la comunidad nicaragüense migrante, que ha sido un pilar en su proceso. “Me dan mucha fortaleza cuando los veo, la mayoría de los que están viven en Ciudad Quesada y San José, y me visitan”, expresó.

Diacono Donaldo Novoa
El nuevo diácono Donaldo Novoa. © Mosaico CSI

Respecto del acompañamiento de los sacerdotes nicaragüenses, Novoa explicó que “me hace feliz porque puedo decir que, entre hermanos, lo conseguimos, llegar al ministerio del orden de los diáconos y ver a mis hermanos sacerdotes, especialmente de Nicaragua me llena el corazón de alegría y siento que no estoy solo y que el pueblo de Nicaragua también está conmigo”, expresó emocionado.

Por su parte, el obispo Garita destacó que la llegada de sacerdotes nicaragüenses a Costa Rica ha sido «una bendición, sin duda alguna».

«Nos ayudan con las necesidades pastorales y también (es) una ayuda para ellos, para que sigan ejerciendo en paz y tranquilidad su ministerio”, expresó monseñor Garita.

En tanto, Novoa recordó a los nicaragüenses que “la esperanza no defrauda y cuando un cristiano mantiene esa esperanza viva, entonces Cristo escucha más y acrecienta más la fe”, concluyó.

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