Paranoia dictatorial, uno de los motores de la persecución religiosa en Nicaragua

Informe de Open Doors señala que el régimen Ortega Murillo persigue a cristianos y otras minorías religiosas mediante vigilancia, criminalización y represión sistemática

Mosaico CSI
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El reciente informe World Watch List 2025 de Open Doors documenta un aumento en la persecución religiosa en Nicaragua. El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha reforzado un sistema de represión y vigilancia dirigido contra cristianos, líderes religiosos y fieles que expresan posturas críticas.

Según el informe, también han aumentado los ataques contra comunidades evangélicas, grupos de iglesias independientes y otras minorías religiosas que no se alinean con el discurso oficial.

Además, según Open Doors, la represión se sostiene sobre tres ejes principales: una política estatal que percibe a la Iglesia como una amenaza, un sistema de adoctrinamiento en el ámbito educativo y el uso de la corrupción y el crimen organizado para reforzar la persecución.

El régimen ha calificado a sacerdotes y pastores como «terroristas» y «enemigos», especialmente a aquellos que han denunciado violaciones de derechos humanos.

Además, apunta el informe, los operadores del régimen Ortega Murillo han ordenado la detención arbitraria de líderes religiosos y el cierre de templos. También han restringido las procesiones religiosas y han desplegado operativos de vigilancia en templos, con el objetivo de limitar la expresión pública de la fe.

El sistema educativo también funciona como un instrumento de control ideológico.

Según el informe, las escuelas públicas han incorporado un modelo de enseñanza alineado con los principios propagandísticos del régimen, obligando a los estudiantes a portar banderas y participar en eventos progubernamentales.

En las aulas, los hijos de cristianos y de otros grupos religiosos que han expresado descontento han sido blanco de hostigamiento.

El régimen también utiliza la corrupción y el crimen organizado para reforzar el control sobre las comunidades religiosas. Open Doors define el crimen organizado en este contexto como la colusión entre operadores del régimen y grupos paramilitares que actúan con total impunidad.

“Estos grupos tienen poder para atacar a los opositores al régimen con impunidad, empleando la violencia y la intimidación para reprimir la disidencia. Los cristianos, en particular los que se manifiestan abiertamente sobre cuestiones como la corrupción, los derechos humanos o la difícil situación de los marginados, suelen convertirse en blanco de estas entidades”, señala el informe.

Agrega que estas estructuras han protagonizado ataques contra iglesias, han amenazado a pastores y líderes comunitarios y han cometido actos de intimidación y violencia contra creyentes en zonas donde la oposición es mayoritaria.

Además, los operadores del régimen han confiscado propiedades eclesiásticas y han impuesto restricciones económicas a organizaciones religiosas, limitando su capacidad para operar.

La persecución afecta diversas esferas de la vida de los cristianos y de otras comunidades de fe en Nicaragua.

En el ámbito privado, los agentes del régimen han criminalizado la posesión de material religioso, como Biblias, especialmente en centros penitenciarios.

De acuerdo con Open Doors, para los cristianos ha sido arriesgado revelar su fe en formas escritas de expresión personal (incluidas las expresiones en blogs y Facebook, etc.).

“Con  la  creciente  tendencia  a  la  acción  directa  contra  los  líderes  de  la  iglesia,  se  ha  vuelto  más  frecuente  que  los  cristianos  sean  objeto  de  ataques  y  amenazas  por  parte  del  régimen  cuando  a)  expresan  opiniones  políticas  basadas  en  la  fe  criticando  las  prácticas  gubernamentales  y  la  falta  de  transparencia  en  las  elecciones,  b)  defienden  la  oposición  de  la  Iglesia  a  la  ideología  del  partido  gobernante,  c)  utilizan  las  redes  sociales  para  apoyar  a  sacerdotes  o  activistas  de  derechos  humanos  bajo  vigilancia  gubernamental  o  incluso  cuando  simplemente  hacen  clic  en  “Me  gusta”  en  una  publicación  en  la  que  se  piden  oraciones  por  la  liberación  de  líderes  de  la  iglesia  encarcelados.  Esto fue más notorio en el caso del obispo Rolando Álvarez al comienzo del período del informe WWL 2025”, explica el informe de Open Doors.

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Mientras que, en el entorno familiar, han dificultado que los padres transmitan sus creencias a sus hijos, imponiendo programas escolares alineados con la ideología oficial.

En el ámbito comunitario, han cerrado iglesias y han mantenido bajo vigilancia constante a líderes religiosos.

Open Doors señala además que, en el entorno laboral, han excluido de empleos en el sector público a personas identificadas por su filiación religiosa. También han impuesto restricciones administrativas que obstaculizan el funcionamiento de las iglesias.

Las mujeres cristianas y de otras comunidades religiosas también enfrentan un nivel de persecución particular en este contexto.

Según el informe, agentes del régimen y grupos afines han cometido acoso y violencia de género contra mujeres vinculadas a comunidades religiosas. Algunas han sido detenidas arbitrariamente y han recibido amenazas para disuadirlas de participar en actividades religiosas y comunitarias.

La situación en Nicaragua, según Open Doors, ha convertido al país en uno de los entornos más hostiles para la libertad religiosa en la región.

Las acciones del régimen han generado un ambiente de autocensura en las comunidades de fe. El informe destaca la necesidad de monitoreo internacional para evaluar el impacto de estas medidas sobre la población cristiana y otras minorías religiosas en el país.

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