La violencia de género en América Latina y el Caribe continúa siendo un problema crítico, afectando a mujeres y personas de la diversidad sexual, quienes enfrentan altos niveles de discriminación y desigualdad en la región, de acuerdo con el más reciente informe de Oxfam, titulado «Rompiendo Moldes 2».
Según ese informe, solo durante el año 2022, al menos 4,050 mujeres y 344 personas de la diversidad sexual fueron asesinadas, cifras que no solo representan vidas truncadas, sino que exponen la brutalidad de un sistema que perpetúa la violencia estructural contra grupos históricamente marginados.
Gloria Isabel García Parra, directora de Oxfam en América Latina y el Caribe, describe esta situación como una «epidemia» que trasciende los límites de lo privado. «Las mujeres no estamos seguras en ningún espacio: ni en la casa, ni en la calle, ni en la escuela o el trabajo, tampoco en lo virtual o lo real», sentencia.
El estudio, que consultó a jóvenes de 15 a 35 años en trece países de la región, revela una complejidad que va más allá de las cifras. La violencia se entrelaza con desigualdades económicas, raciales y de género, creando un entramado de opresión que afecta de manera más profunda a mujeres indígenas, afrodescendientes, migrantes y personas de la comunidad LGBTIQ+.
Solamente entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, se denunciaron 321 asesinatos de personas de personas trans y de género diverso, reportando el mayor número a nivel mundial.
«El grupo de edad con más víctimas de asesinato fue el de 19 a 25 años» y «el 94% de las víctimas eran mujeres trans o personas transfemeninas», precisa Rompiendo Moldes 2.
Sin embargo, el informe también destaca los signos de esperanza, especialmente entre las nuevas generaciones. Ocho de cada diez jóvenes se muestran a favor del matrimonio igualitario y rechazan actitudes violentas, sugiriendo una transformación cultural en marcha.
Sobre la dimensión económica de la violencia de género uno de los principales hallazgos es que las mujeres soportan el peso de la desigualdad. En 2022, el 23.9% de las mujeres en edad de trabajar vivían en situación de pobreza, y un 6.7% de ellas, en pobreza extrema.
El trabajo de cuidados se perfila como otro espacio de profunda desigualdad. Las mujeres de la región dedican en promedio 4.9 horas diarias al trabajo doméstico no remunerado, mientras los hombres apenas dedican dos horas.
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“Esta distribución no solo limita la autonomía económica de las mujeres, sino que perpetúa un sistema que se beneficia de su trabajo invisible”, destaca el reporte.
Desde la perspectiva de Oxfam, las luchas de movimientos feministas, LGBTIQ+ y juveniles continúan generando transformaciones, desde la despenalización del aborto en varios países hasta el reconocimiento de derechos para parejas del mismo sexo.
La organización hace un llamado contundente: la erradicación de la violencia de género requiere un compromiso activo para desafiar lo que parece inquebrantable.
“Con este segundo informe de Oxfam en LAC sobre violencias de género buscamos mantener viva la conversación y contribuir con la transición hacia una cultura de inversión en protección social, especialmente en educación, cultura, cuidados y marcos legales justos. Para nosotros es claro que las VBG forman parte de la base cultural de la desigualdad y que para vivir libres de violencias y con justicia hace falta romper los moldes, lo cual no se logra solo con buenas intenciones: requiere compromiso activo para desafiar lo que parece inquebrantable», concluye el reporte.
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