La ciudad de Jinotega vive un clima de tristeza, impotencia y rabia tras el repentino destierro de monseñor Carlos Enrique Herrera Gutiérrez, quien fue enviado forzadamente a Guatemala este miércoles 11 de noviembre por órdenes del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Increíble, nunca pensé que podían hacer eso con nuestro obispo, que ha sido siempre muy prudente”, sostiene una católica que pide mantenerse anónima porque “no solo persiguen a nuestros sacerdotes, sino que meten preso a cualquiera que se atreva a opinar o criticar”.
“Viera cuánto duele. Lo peor es la impotencia, nadie puede reclamar porque le va mal… es triste. La Policía ahí anda persiguiendo a todos los que están cerca de la iglesia y eso también pasa con los evangélicos”, continúa la misma feligresa.
Mientras tanto, un poblador que este jueves llegó a la catedral San Juan Bautista en Jinotega, invitó a los católicos a que “tenemos que confiar en Dios (…) el Señor lo está protegiendo (al obispo Herrera) saber de qué, porque no sabemos lo que viene con esta dictadura, entonces pienso que el Señor lo está resguardando de algo”.
Monseñor Herrera, quien lleva 19 años, 5 meses y 20 días en el episcopado de Jinotega, fue “capturado” el miércoles tras reunirse con los otros cinco obispos que quedan de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, y de inmediato fue desterrado a Guatemala.
Suscríbase a nuestro Canal de YouTube
El destierro del obispo de Jinotega sucedió el mismo día en que el régimen de Nicaragua, durante las sesiones del Examen Periódico Universal de la Organización de Naciones Unidas, afirmó que en el país había respeto a los derechos humanos y a las libertades públicas.
Sin embargo, Yáder Valdivia, abogado del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, sostiene que el destierro de monseñor Herrera es otra evidencia de los crímenes de lesa humanidad que continúa cometiendo el régimen Ortega Murillo, que este año ha intensificado la persecución religiosa en el país.
Este caso, a criterio de Valdivia, vulnera también la libertad de expresión, porque el destierro del obispo Herrera sucede solo tres días después de que este expresó su molestia con las frecuentes interrupciones a las misas en la catedral San Juan Bautista de la ciudad de Jinotega.
“Esto es un sacrilegio lo que están haciendo el alcalde y todas las autoridades municipales… les pedimos perdón a Dios por ellos y por nosotros”, declaró el obispo de Jinotega, responsabilizando directamente al designado alcalde orteguista Leónidas Centeno y a otras autoridades municipales.
A criterio de Valdivia, “la comunidad debe de voltear a ver hacia Nicaragua observando el traslado forzoso hacia otros países”, dice Valdivia, destacando además el reciente destierro de tres músicos nicaragüenses.
Con el destierro de monseñor Herrera, cuatro de las nueve diócesis que comprende la Provincia Eclesiástica de Nicaragua están sin obispo: Matagalpa, Estelí, Siuna y ahora Jinotega.
Facebook Comments