Este martes 24 de septiembre, la Diócesis de Matagalpa honra a su patrona, Nuestra Señora de La Merced, en medio de restricciones que han transformado radicalmente unas festividades que antes unían a los 13 municipios del departamento.
En esta ocasión, el clima festivo ha sido sustituido por un ambiente de incertidumbre y represión, bajo las múltiples prohibiciones del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a las actividades religiosas, y la ausencia de monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de la diócesis.
Monseñor Álvarez, una figura central en la vida religiosa de Matagalpa, ha sido silenciado desde el 4 de agosto de 2022, cuando fue forzado a un encierro primero en la Residencia Episcopal de Matagalpa, de donde fue sustraído a través de un descomunal operativo policial ejecutado en la madrugada del 19 de agosto, para trasladarlo a un encierro en su casa en Managua. El 9 de febrero de 2023 fue encarcelado en La Modelo y al día siguiente fue sentenciado sin juicio a 26 años y cuatro meses de prisión.
Aunque fue desterrado en enero de 2024 junto a otros clérigos, por orden del régimen Ortega Murillo, el nombre de monseñor Álvarez ha sido excluido de las intenciones de la Oración Universal en las misas locales y el clero ha sido amenazado para que evite comunicación con él.
De manera que la Diócesis de Matagalpa podría considerarse casi en situación de Sede Impedida que, según el canon 412 del Código de Derecho Canónico, sucede cuando su obispo no puede ejercer sus funciones pastorales ni siquiera por carta.
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El régimen, en tanto, a través de la Alcaldía de Matagalpa y otras entidades gubernamentales, ha tratado de «rescatar» las celebraciones patronales con iniciativas como la Feria del Maíz, realizada el fin de semana reciente, y un bando municipal por el que declara este 24 de septiembre como asueto local con goce de salario. El primer considerando en esa disposición es que la municipalidad, “como parte de sus competencias, deben promover la cultura, la promoción de sus fiestas tradicionales y su folklore (sic), de igual manera promover la religiosidad popular como parte de nuestra cultura y arte”.
Sin embargo, las actividades tradicionales que marcaban las fiestas en honor a La Merced han sido eliminadas.
El «Saludo» a la Virgen, realizado cada 15 de septiembre por las bandas escolares, lleva dos años sin celebrarse, y el Cuerpo de Bomberos Voluntarios, que también tiene a la Virgen de La Merced como su patrona, ha sido impedido de realizar la entronización de su imagen en la catedral.
En cambio, la Alcaldía ahora promueve su propia “presentación de bandas rítmicas”, la que tiene prevista para las 3 de tarde de este 24 de septiembre en el Paseo San Juan Pablo II, que antes era la calle entre la Catedral San Pedro Apóstol y el Parque Morazán.
Para la Iglesia Católica, los actos centrales de la celebración de este 24 de septiembre se reducen al ámbito estrictamente religioso dentro de la Catedral San Pedro Apóstol, con el canto de «Las Mañanitas» a las cinco de la mañana, seguido del Santo Rosario y una misa a las seis de la mañana.
El Santo Rosario se repetirá a las 11:30 a.m., y una misa al medio día. Igual será por la tarde: el Santo Rosario a las 4:30 y una misa a las 5:00 de la tarde.
A pesar de la solemnidad que estas actividades pretenden mantener, la ausencia de la tradicional procesión también marcará las fiestas patronales.
Tampoco habrá la tradicional pirotecnia durante la noche, y la restricción de las expresiones públicas de fe son testigos de cómo las tradiciones religiosas en Matagalpa han sido clausuradas por el régimen, dejando a la diócesis despojada de muchas de sus formas de devoción pública.
La represión contra la Diócesis de Matagalpa se refleja también en la reducción drástica de su clero. La mitad de los sacerdotes han sido exiliados, desterrados o están impedidos de regresar al país.
Matagalpa, una de las Diócesis más afectadas por la política de control religioso del régimen Ortega Murillo, enfrenta así estas fiestas patronales en un contexto de dolor, vacío y vigilancia.
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