Ante la crisis que afecta a los pueblos indígenas en Nicaragua, marcada por la violencia, el despojo territorial y el desplazamiento forzado, 23 mujeres indígenas miskitu refugiadas en Costa Rica se han organizado para elaborar una agenda de acción que busca tanto mejorar sus condiciones de vida en el exilio como garantizar su participación en la reconstrucción de la paz y la democracia en sus comunidades de origen.
La iniciativa, impulsada por las mujeres miskitu responde a la urgente necesidad de proteger sus derechos frente a la creciente violencia en la región del Caribe Norte de Nicaragua, donde colonos han invadido sistemáticamente sus tierras ancestrales, generando una ola de desplazamientos forzados y ataques contra las mujeres.
En este contexto, la agenda busca posicionar a las mujeres indígenas como protagonistas de la defensa de sus comunidades, no solo desde el exilio, sino también desde una perspectiva de empoderamiento.
Entre 2015 y 2023, más de 60 incidentes de invasiones afectaron a más de 20 comunidades indígenas, principalmente en la región del Caribe Norte.
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El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) documentó 35 casos de abuso sexual entre 2018 y 2023, y en 2024 reportó 58 incidentes de violencia contra mujeres en 15 comunidades. Los colonos no solo secuestran a mujeres y niñas, sino que las utilizan como medio para reclamar tierras indígenas.
La impunidad agrava esta crisis. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), solo el 10% de las denuncias de violencia contra mujeres indígenas por conflictos territoriales son investigadas adecuadamente. La negligencia y omisión del Estado nicaragüense ha dejado a estas mujeres en una situación de total desprotección.
Tagni, mujer miskita solicitante de refugio en Costa Rica, compartió que en el extranjero “las mujeres tienen salvada su vida, pero están enfrentando otras situaciones y, en Nicaragua sufren de muchas formas, espero que pronto Nicaragua sea libre y de igual manera nuestro territorio indígena, que tengamos paz y regresar a nuestro territorio”.
Ana Quirós, defensora de Derechos Humanos, expresó que en Nicaragua “la invasión a los pueblos indígenas es el pan de cada día, especialmente afecta a las mujeres, que sufren violencia, que deben dejar sus pueblos porque el gobierno no hace nada, más bien impulsa la violencia”.
De acuerdo con Quirós, no se puede hablar de una agenda de mujeres miskitas sin pensar en Nancy Enríquez, en los guardabosques presos y en el líder indígena Brooklyn Rivera.
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