Desde el balcón de la biblioteca del Palacio Apostólico, tras el rezo mariano del Ángelus en la mañana del 25 de agosto, el Papa dirigió un poderoso mensaje de esperanza y cercanía al pueblo de Nicaragua, un país marcado por la persecución religiosa y particularmente por la represión contra la Iglesia Católica.
Con solo 50 palabras en italiano (52 en español), el Pontífice alentó a los fieles a renovar su esperanza en Jesús y a confiar en el Espíritu Santo, que «siempre guía la historia hacia proyectos más elevados».
“Al amado pueblo de Nicaragua: os animo a renovar vuestra esperanza en Jesús. Recordad que el Espíritu Santo guía siempre la historia hacia proyectos más elevados. Que la Virgen Inmaculada os proteja en los momentos de prueba y os haga sentir su ternura maternal. La virgen acompañe al amado pueblo de Nicaragua”, dijo el Papa.
Este mensaje llega en un contexto de intensificada persecución contra la Iglesia Católica en Nicaragua. El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha desterrado a 43 sacerdotes, nueve de ellos en este mes de agosto, y la mayoría de la Diócesis de Matagalpa.
Los ataques a la Iglesia incluyen el cierre de medios de comunicación católicos, la prohibición de procesiones, la confiscación de propiedades de la Iglesia y la suspensión de relaciones diplomáticas con el Vaticano, entre otros.
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La comunidad internacional y organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por la situación en Nicaragua, instando al régimen Ortega Murillo a respetar la libertad religiosa y los derechos humanos fundamentales.
La Iglesia, a lo largo de su historia, ha resistido innumerables intentos de silenciarla, y el mensaje del Papa este domingo es un recordatorio de que, a pesar de las dificultades actuales, la fe y la verdad prevalecerán.
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