La atmósfera de desesperanza e impotencia se apodera de los feligreses católicos de Matagalpa, mientras observan la reciente arremetida del régimen Ortega-Murillo contra la Iglesia. Desde el 27 de julio, al menos nueve sacerdotes han sido detenidos y confinados en el Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima en Managua.
Siete de ellos pertenecen a la Diócesis de Matagalpa, uno a la Diócesis de Estelí y otro a la Diócesis de Juigalpa.
La intensificación de la persecución ha obligado a un sacerdote de la Diócesis de Matagalpa a exiliarse, solicitando mantener en reserva su identidad.
Esta ofensiva parece ser un intento de evitar que monseñor Rolando José Álvarez Lagos dirija las Diócesis de Matagalpa y Estelí desde el exilio, y de dificultar el posible nombramiento de algún sacerdote matagalpino como obispo.
Un sacerdote exiliado, que pidió mantenerse anónimo, expresó que teme más represión contra la Iglesia en Nicaragua.
«No han tocado a nadie de la Arquidiócesis de Managua, tal vez para no enturbiar los 50 años de la ordenación sacerdotal del arzobispo (cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano), pero varios creemos que después de eso van a seguir con algunos sacerdotes de la Arquidiócesis».
Las Bodas de Oro sacerdotales del cardenal Brenes se celebrarán el 16 de agosto.
Para el sacerdote exiliado, la arremetida contra la Iglesia obedece “al odio que le tienen a monseñor Rolando. Ellos saben que tocando a las ovejas lastiman al pastor…”.
“Rebeca”, una feligresa de Matagalpa que suele confesarse los sábados y asistir a misa los domingos, comparte su preocupación. El 3 de agosto, notó la ausencia del sacerdote Harvin Tórrez —vicario parroquial— pero, al día siguiente, en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupeen el barrio Guanuca, al norte de la ciudad, logró confesarse con él.
“Padre, cuídese mucho. Siempre lo tengo en mis oraciones”, le dijo Rebeca tras recibir la absolución. El sacerdote respondió: “Sí, hijita, usted también cuídese”.
Durante la confesión y minutos después durante la misa de las 7:00 a.m., el padre Harvin parecía abatido.
Según Rebeca, “fue una misa en la que su semblante era diferente, se miraba triste… era el día de San Juan María Vianney (patrono de los sacerdotes) y no lo mencionó en la misa”.
Este lunes 5 de agosto, ella se enteró con tristeza de que la Policía había detenido al padre Harvin, rector del Seminario Mayor de Filosofía San Luis Gonzaga y administrador de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe. cuyo párroco, monseñor Óscar Escoto, fue parte del grupo de sacerdotes desterrados en enero junto al obispo de la Diócesis, monseñor Rolando José Álvarez Lagos.
Poco después trascendió que la Policía también detuvo a Lesbia Rayo Balmaceda, una joven originaria de la comunidad Los Cardones, del municipio de Sébaco, y catequista de la Parroquia San Juan Pablo II en la villa Chagütillo.
“Siento una impotencia enorme, me he puesto bien mal, viendo todo el daño que están haciendo a nuestra Iglesia”, sostiene Rebeca.
Mientras tanto, “Carlos”, un feligrés de San Ramón, Matagalpa, cuestiona que “la alta jerarquía (refiriéndose a la Conferencia Episcopal de Nicaragua) se queda silente por esa supuesta prudencia; pero igual siguen haciendo daño”.
“Rosibel” vive en Matiguás y lamenta que la Policía se llevó al padre Raúl Villegas. “Es que no sabemos qué es lo que pretende esa gente, porque la fe siempre va a existir en el pueblo”.
Rebeca sostiene que, el 2 de agosto, la Policía se había llevado al padre Harvin, “pero hicieron igual que con el padre Óscar cerca de la Navidad, que se lo llevaron, lo devolvieron, celebró misa, y se lo volvieron a llevar”.
El 1 de agosto, la Policía detuvo a monseñor Edgard Luis Sacasa Sierra, vicario de pastoral de la diócesis y párroco de la Parroquia San Isidro Labrador en el municipio de San Isidro; así como a monseñor Ulises René Vega Matamoros, vicario judicial y canciller de la diócesis, y párroco de la Parroquia San Ramón Nonato en el municipio de San Ramón.
Mientras que, el 2 de agosto, temprano, la Policía retuvo en la ciudad de Matagalpa al padre Antonio López López, párroco de la parroquia Nuestro Señor de Veracruz en el municipio de Ciudad Darío. Pero, esa tarde, Rebeca lo encontró cerca de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe.
Esa misma mañana, fueron detenidos los sacerdotes Jairo Pravia Flores y Víctor Salvador Godoy Morales, párroco y vicario parroquial, respectivamente, de la Parroquia Inmaculada Concepción de María en la ciudad de Sébaco.
Más tarde, también fue detenido el sacerdote Marlon Velásquez Flores, administrador parroquial de la Parroquia Santa Lucía en el municipio de Ciudad Darío y administrador del Asilo de Ancianos San Francisco de Asís en la Villa Chagüitillo de Sébaco. Doctor en Antropología Teológica, el padre Marlon fue rector de la clausurada Universidad San Juan Pablo II.
De igual manera fue detenido el sacerdote de la Fraternidad Misionera “Serviam”, Raúl Villegas, párroco de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en el municipio de Matiguás.
Además de los clérigos de Matagalpa, en la Parroquia San Francisco de Asís, en Juigalpa, Chontales, también fue detenido Fray Silvio Josué Romero Juárez, quien por un tiempo fue vicario de la catedral metropolitana de Managua.
Antes, el padre Frutos Constantino Valle Salmerón, Administrador “Ad Omnia” de la Diócesis de Estelí, fue detenido el 26 de julio.
Aunque nadie lo ha confirmado “oficialmente”, los nueve sacerdotes estarían confinados en el Seminario, custodiado las 24 horas por agentes policiales.
Estas nuevas arremetidas contra los sacerdotes de Matagalpa ocurren en el Año Santo Jubilar concedido en ocasión del Primer Centenario de la Diócesis, que será el 19 de diciembre.
Además, representan un fuerte golpe a la Diócesis de Matagalpa que ahora dispone de menos de la mitad del clero que tenía registrado hasta el año 2020 y sin contar con los sacerdotes ordenados en los últimos tres años.
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