Cuatro equipos tratan de evitar la eliminación en el Grupo B del Pomares, moviéndose sobre “alas de cucarachas” como decía mi abuelo. Matagalpa está un paso adelante, pero cuando te persiguen 3 equipos arañándote la espalda, los nervios se tensan y la presión se intensifica.
El equipo de Matagalpa lo sabe porque lo está sufriendo, pese a su pequeña ventaja. Nivelar la serie 2-2 con el agresivo Chinandega, le sirve, pero flaquear 1-3 lo dejaría atrás, casi entre cenizas sin importar lo que ocurra entre Masaya y Chontales, excepto un resultado 2-2, que obligaría a un triple empate con 11-9.
¿Qué les parece ese alargue del suspenso? Claro, pensar en eso es especular, lo que podría ser inútil si Matagalpa pisa el acelerador y escapa al peligro, 2-2 o 3-1.
Este tipo de cierre y las semifinales y final del Pomares, parece garantizar un interés como el visto en los años anteriores independiente de las discusiones sobre la calidad de nuestra pelota, cuando la emoción se impone.
Chontales y el bravo equipo de Masaya, estaban a 4 juegos de Matagalpa y 3 de Chinandega el 20 de Julio. No todo parecía escrito, pero la tendencia saltaba a la vista.
Aflojaron los de arriba, apretaron los de abajo y se hizo este nudo de incertidumbre que se soltará —nadie sabe en qué direcciones— este fin de semana crucial, el último del calendario regular.
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“Es el momento de los truenos de Ramón Flores, Yervin Valdivia, Johnny Trewin y Saúl Orozco, y del pitcheo a fondo de Wilder Rayo ganador de 13 juegos, Néstor Castellón y sobre todo, Lenín Morán, salvador de 15 juegos y ganador de 5”, me dice el cronista matagalpino Henry Monge, quien agrega: “en la fanaticada hay confianza que el equipo se extenderá hasta la final”.
Sandor Guido, por su parte, se siente con el pulso firme al frente del Chinandega. Podría estar pensando “de situaciones más agobiantes he salido vivo con mi equipo y tengo material para volver a hacerlo”.
Con un montón de bateadores sobre 300, casi todo el line-up, y el tercer mejor pitcheo en efectividad con 2.57, superior al 3.17 de Matagalpa, Sandor considera que puede dormir tranquilo, sin calmantes.
El equipo de Masaya, manejado por Yader Hodgson, ha venido remando contra la corriente hasta colocarse a la orilla de la clasificación sigilosamente.
El regreso de Freddvil Chévez fue oportuno agregándose a Renato Morales, Brian Montiel y Enmanuel Aburto, todos trescientistas, en tanto su brazo estelar, el de Álvaro Membreño, y su gran soporte, Oliver Espinoza, esperan responder a las exigencias del próximo fin de semana, que es de vida o muerte tanto para el San Fernando, como para su fiero rival, el equipo de Chontales, con su gruesa línea de fuego encabezada por Sandy Bermúdez, el más impactante atacante del torneo, con el respaldo ruidoso de Sandoval, Hernández, Hebbert y Hurtado.
En la colina, con José David Rugama al frente de los abridores y Villegas como sujetador de amenazas, el manager Eloy Morales está listo para saltar a la trinchera en éste impredecible cierre de fase clasificatoria.
Claro que hay interés.
* Tomado de Doble Play
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