El pasado 25 de julio de 2024, Costa Rica celebró los 200 años de la anexión del Partido de Nicoya y Guanacaste. El día estuvo amenizado por una diversidad de actividades culturales en la provincia norteña, que además es fronteriza con Nicaragua.
La anexión del “Partido de Nicoya y Guanacaste”, en palabras de la historiadora costarricense, Patricia Fumero, es “un tema polémico” para los costarricenses. Y sin duda, para los nicaragüenses, quienes perdieron 10,140 kilómetros cuadrados de su territorio a tan solo tres años de haber logrado su independencia.
En un artículo publicado por el diario costarricense, La Nación, Fumero habla sobre la incorporación de Nicoya y Guanacaste a Costa Rica y relata lo siguiente:
El Partido de Nicoya estaba poblado por un núcleo indígena importante a inicios del siglo XVIII, momento en el que despegó su desarrollo económico, cuando vecinos de la población de Rivas de Nicaragua crearon varias haciendas. Igualmente, estos pobladores erigieron, en 1769, una ermita en el pueblo del Guanacaste, hoy conocido como Liberia.
En suma, la economía del Partido de Nicoya estaba dominada por haciendas de propietarios nicaragüenses, cuyo centro de actividades era la población del Guanacaste y dependía administrativamente de la Capitanía General de Guatemala.
El cabildo de Nicoya también decidió mantenerse unido a Nicaragua por los mismos motivos expresados por el Guanacaste; sin embargo, tres semanas más tarde, en un segundo cabildo abierto el 25 de julio de 1824, cambiaron radicalmente de opinión y se anexaron a Costa Rica apoyados por la Municipalidad de Santa Cruz, población vinculada socioeconómicamente con Costa Rica.
La anexión planteó una fuerte división en el interior del Partido, al mantenerse el Guanacaste unido a Nicaragua, pese a que representaba el 33 por ciento del total de la población del Partido de Nicoya. Producto de tal división, el Gobierno costarricense realizó gestiones diplomáticas ante el Congreso Federal reunido en Guatemala a inicios de 1825 con el objetivo de buscar la incorporación política del Partido de Nicoya a Costa Rica.
Las gestiones dieron fruto al disponer el Congreso de la República Federal de Centroamérica que el Partido, en su totalidad, incluyendo Guanacaste, quedaría provisionalmente unido a Costa Rica. Tal decisión fue ratificada por los Gobiernos de Costa Rica y Nicaragua al firmar el tratado de límites Cañas-Jerez, el 15 de abril de 1858.
Luego de tres años de que Costa Rica anexara “provisionalmente” Nicoya y Guanacaste a su territorio, y después de finalizada la “Guerra Nacional” librada contra las fuerzas filibusteras de William Walker, el 15 de abril de 1858, Costa Rica y Nicaragua firmaron el “tratado Jerez-Cañas”, el que definía los límites territoriales entre ambos países.
Dicho tratado firmado por Máximo Jerez, de Nicaragua y José María Cañas, de Costa Rica, establecía en su Artículo II lo siguiente:
La línea divisoria de las dos Repúblicas, partiendo del mar del Norte, comenzará en la extremidad de Punta de Castilla en la desembocadura del río San Juan de Nicaragua, y continuará marcándose con la margen derecha del expresado río hasta un punto distante del Castillo Viejo tres millas inglesas, medidas de las fortificaciones exteriores de dicho Castillo hasta el indicado punto. De allí partirá una curva cuyo centro serán dichas obras y distará de él tres millas inglesas en toda su progresión terminando en un punto que deberá distar dos millas de la ribera del río, aguas arriba del Castillo. De allí se continuará en dirección al río de Sapoá que desagua en el lago de Nicaragua, siguiendo un curso que diste siempre dos millas de la margen derecha del río de San Juan con sus circunvoluciones hasta su origen en el lago, y de la margen derecha del propio lago hasta el expresado río de Sapoa, en donde terminará esta línea paralela a dichas riberas. Del punto en que ella coincida con el río de Sapoá el que por lo dicho debe distar dos millas del lago, se tirará una recta astronómica hasta el punto céntrico de la bahía de Salinas en el mar del Sur, donde quedará terminada la demarcación del territorio de las dos Repúblicas contratantes.
Actualmente, la provincia de Guanacaste, la que incluye los cantones (municipios) de Liberia, Abangares, Bagaces, Cañas, Carrillo, Hojancha, La Cruz, Nandayure, Nicoya, Santa Cruz y Tilarán, tiene una gran importancia turística. Según datos del sitio web, LaRepública.net, el año pasado cerró con los mejores índices de visitación de su historia al registrar 1,6 millones de pasajeros en 2023. La publicación del medio digital agrega que:
Hoy día, se estima que la región representa un 6% del Producto Interno Bruto nacional y que un 17% de los turistas que ingresan a Costa Rica lo hacen por el aeropuerto de Liberia, además de que un 40% de los visitantes al país pasean por la provincia.
La “región chorotega” como también es conocido Guanacaste y Nicoya, ha sumado al patrimonio cultural costarricense sus manifestaciones culturales materiales e inmateriales, como su música, danzas típicas, literatura, gastronomía, la oralidad, los saberes ancestrales, religiosidad, artesanía entre otras, según se lee en la página web del Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica.
Por otro lado, es una provincia de gran riqueza natural, que alberga amplias extensiones de áreas protegidas, de gran belleza escénica en sus playas, volcanes, sabanas, montañas, exuberantes extensiones de bosques tropical seco, lluvioso y nuboso, especies de flora y fauna algunas representativas de los símbolos nacionales de Costa Rica.
En materia de infraestructura, Guanacaste posee el segundo aeropuerto en importancia, lo que ha favorecido el dinamismo de la actividad turística y económica tanto de la provincia como del país en general.
A pesar de ello, el Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica agrega, que la región comprendida por Guanacaste y Nicoya enfrenta una serie de problemáticas que afectan y limitan el potencial de la región y que afectan a la mayoría de los cantones de la región Chorotega:
El desempleo, la pobreza, la desigualdad, las severas y prolongadas sequías, el déficit hídrico por los fenómenos climáticos que azotan la región y golpean al sector agro y a la población en general. El sector agro también se ve afectado por el manejo tradicional y extensivo de los sistemas de producción, los costos de producción, los bajos precios, la escasez de pastos y forrajes, entre otros.
La incidencia de la pobreza agravado por las consecuencias de las crisis económicas de los últimos años, sumado al impacto económico y social ocasionado por la pandemia del COVID 19 y que afecta principalmente a los hogares donde la jefatura de hogar es femenina (Según lo indica el Informe del Estado de la Nación, en el 40% de los casos), lo cual se ve potenciado debido a la escasez de fuentes de trabajo y oportunidades.
En el sector salud se requiere mayor inversión que potencie el bienestar social ya que la modernización se ha centralizado en hospitales como el Enrique Baltodano y el de la Anexión en Nicoya, los cuales mantienen aún algunas carencias. El sector turístico, eje clave en la región, se ha visto gravemente golpeado por la pandemia del COVID 19, a pesar de la recuperación que ha venido mostrando durante los últimos meses.
Estos y otros desafíos llevan no solamente a celebrar o conmemorar el bicentenario de la incorporación de partido de Nicoya a Costa Rica, sino también a reflexionar sobre las decisiones que se debe tomar hoy en día para potenciar esta región costarricense que aún tiene mucho que aportarle al país para su desarrollo y se ha ganado su reconocimiento a través de estos doscientos años a celebrarse en el 2024.
Para ello, se requiere , que los sectores público, privado y civil pongan sus ojos en esta región y aúnen esfuerzos por posicionar a Guanacaste en el mapa mundial como una región dinámica, con gran potencial de alojar proyectos innovadores en áreas tecnológicas, ambientales, turísticas, culturales, deportivas y productivas (bienes, servicios y actividades) que junto a la alta calidad de su recurso humano, producto de una mejor y diversificada oferta en la educación regional en todos los niveles y enfoques de formación, propicien mejores condiciones para que se implementen programas efectivos en temas de seguridad, lucha contra la pobreza, movilidad migratoria, derechos humanos, salud pública y estilos de vida saludables con la proyección de ser una provincia que busca el equilibrio entre sus habitantes.
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