La reciente cancelación de la personería jurídica de la Federación de Asociaciones de Ganaderos de Nicaragua (Faganic) ha encendido alarmas entre los productores de ganado en el país, no solo por las repercusiones inmediatas en el sector, sino también por la falta de información oficial sobre el futuro de los programas impulsados por esta organización gremial.
Faganic fue una de las 15 organizaciones, incluidas algunas de perfil religioso, canceladas el lunes 24 de junio por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a través del Ministerio del Interior, según dos acuerdos ministeriales publicados ese día en el diario oficial La Gaceta. El Acuerdo Ministerial No. 32-2024-OSFL ordena que la Procuraduría General de la República traspase a nombre del Estado los bienes de estas organizaciones.
«Los activos (de Faganic) son millonarios, solo el terreno que tienen alrededor del Centro Comercial Managua y el centro en Granada son bienes de mucho dinero que nunca fue hecho con apoyo de gobiernos, sino que era un esfuerzo de los productores», comenta un pequeño ganadero que prefiere mantenerse en el anonimato para evitar represalias del régimen Ortega-Murillo.
Este productor también expresa su preocupación sobre el destino de los programas de manejo de reproducción que Faganic llevaba a cabo: «Hoy por hoy no sabemos hasta dónde va a quedar eso”, dice.
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Uno de los proyectos más ambiciosos de Faganic era la inversión de aproximadamente 20 millones de dólares en la construcción de un matadero y empacadora de carne de res en la comunidad Boaquito, municipio de Santa Lucía, departamento de Boaco, con una capacidad de matanza de entre 450 y 500 reses por día.
Este proyecto buscaba establecer un nuevo modelo de comercialización que reconociera las demandas de los productores, especialmente en cuanto al manejo del cuero que, según otro ganadero, genera utilidades netas de más de 60 millones de dólares anuales.
Faganic, que agrupa a 58 asociaciones de ganaderos, tanto departamentales como municipales, tenía entre sus objetivos incentivar programas de mejoramiento genético a través de la producción de carne y leche, y aumentar los ingresos de las asociaciones mediante proyectos de desarrollo ganadero que generaran rentabilidad. Además, apoyaba a los productores con asistencia técnica y capacitaciones.
La cancelación de Faganic se suma a una serie de desafíos que el sector ganadero ha enfrentado este año, incluyendo el cierre de la Compañía Centroamericana de Productos Lácteos S.A. (Prolacsa) en Matagalpa, la baja en los precios de la leche, los altos costos de producción, las trabas para la importación de maquinarias y la introducción de semen y embriones, además del impacto de la sequía, que provocó la muerte de un número significativo de cabezas de ganado.
Un pequeño ganadero relata cómo en Matiguás, del departamento de Matagalpa, un productor perdió 30 animales de los 60 que tenía. En municipios como Waslala y Mulukukú, en el Caribe Norte, los productores han tenido que comprar pacas de arroz por primera vez en la historia ganadera del país debido a la escasez de alimento.
«Los grandes calores van a afectar la tasa de reproducción de este año. La repercusión a futuro no se sabe cuál va a ser, pero la cantidad de nacimientos va a disminuir», advierte el ganadero.
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