“Tulululu pass unda, guial an buay dem pass unda, all a dem goin pass unda”. El tema en creole de la agrupación Dimensión Costeña resuena cada 31 de mayo en la costera ciudad de Bluefields, en el Caribe Sur nicaragüense, en el cierre de las ancestrales fiestas del Palo de Mayo.
El Tulululu marca la unidad de los pueblos y cada año empieza y termina en dos de los barrios más antiguos y tradicionalistas de Bluefields: Cotton Tree y Old Bank, alternando el orden anualmente.
De acuerdo con la tradición, los pobladores festejan haciendo un arco humano desde Old Bank hasta Cotton Tree (o viceversa) y la población pasa debajo de ese arco. Al llegar al final también se unen a la conformación del arco y así, sucesivamente, hasta llegar al barrio de destino.
Para iniciar el recorrido, los pobladores del barrio de partida celebran con música y bailes y luego emprenden la travesía con un palo decorado con frutas y cintas. Detrás van los participantes al son de la música del Palo de Mayo, incluido el tema Tulululu pass anda.
En el barrio de destino, que se convierte en el anfitrión, se celebra una gran fiesta popular, relata Kenny Sui, poblador de Bluefields.
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Carlos Eddy Monterey, periodista exiliado y bailarín costeño, comenta que el tradicional Tulululu ha ido perdiendo la originalidad y señala que antes la celebración era en predios baldíos.
Algunos de esos cambios, según Monterrey, están relacionados con la música y el uso de instrumentos como el rallador de cocos con un clavo, la llamada quijada de burro, las trompetas, entre otros; pero ahora predomina una móvil con potentes parlantes.
Aunque considera que en el Tulululu ahora hay “mucho alboroto”, Monterrey destaca que el festejo es el cierre “de la bonita tradición de las celebraciones de todo el mes de mayo”.
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