Nicaragua ocupa el séptimo lugar entre todos los países del continente americano con mayor tendencia a la esclavitud moderna, referida a situaciones de explotación que una persona no puede rechazar o abandonar por amenazas, violencia, coerción o engaño, según el recién publicado Índice Global de Esclavitud 2023 (GSI, por sus siglas en inglés), un estudio global de la esclavitud moderna publicado por la iniciativa Walk Free de la filantrópica Fundación Minderoo.
Aunque señala que la esclavitud moderna “adopta muchas formas y recibe muchos nombres”, el GSI la define como la privación de la libertad de una persona —su libertad de aceptar o rechazar un trabajo, su libertad de dejar un empleador por otro, o su libertad de decidir si casarse, cuándo y con quién— para explotarla para beneficio personal o financiero. Esta puede incluir el trabajo forzado, el matrimonio forzado o servil, la servidumbre por deudas, la explotación sexual comercial forzada, la trata de personas, las prácticas esclavistas y la venta y explotación de niños.
El GSI sitúa el estimado de prevalencia de esclavitud moderna en Nicaragua en 7.3 por cada mil habitantes, lo que significa que alrededor de 49,000 nicaragüenses se encuentran en situación de esclavitud.
Mientras, en el continente americano prevalecen los trabajos forzados (3.5 por cada mil habitantes) y los matrimonios forzados (1.5 por cada mil habitantes), como signos de esclavitud moderna.
Aproximadamente 5.1 millones de personas viven en situación de esclavitud en América, lo que representa un 10% del estimado global de esclavitud, que es de 50 millones de personas.
Índice Global de Esclavitud 2023
Según el Índice Global de Esclavitud 2023, el matrimonio forzado está generalizado en países donde las costumbres patriarcales conducen a la desigualdad y la discriminación de género, reforzadas, por ejemplo, por leyes que impiden a las mujeres heredar tierras o la ausencia de leyes que estipulen los 18 años como edad mínima para contraer matrimonio.
Matrimonios forzados afectan a niñas y adolescentes en Nicaragua
La especialista en temas de género, María Teresa Blandón, de la Asociación Programa Feminista La Corriente, explica que el matrimonio forzado se trata de “uniones de hecho no consensuadas, como efectivamente ocurre cuando se trata con menores de edad”.
Blandón añade que “de acuerdo con las leyes del país, ninguna niña ni ninguna adolescente puede estar facultada para el libre consentimiento que supone aceptar un matrimonio o una unión de hecho con un hombre”.
Sin embargo, en Nicaragua, los matrimonios forzados ocurren principalmente en comunidades rurales o indígenas que se encuentran en condición de pobreza.
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Puede ocurrir que “las propias familias entreguen a esas niñas por dinero o por otros bienes… pero también puede ocurrir que los hombres recurran al chantaje o amenacen con violencia o con matarlas para que puedan seguir viviendo con ellas”, señala Blandón.
Tal es el caso de las “uniones infantiles forzadas” que ocurren en la Costa Caribe nicaragüense, una de las regiones más desiguales del país y con menor acceso a la justicia, como denuncia la activista por los pueblos originarios del Caribe nicaragüense, Brisa Bucardo.
Dichas “uniones” o matrimonios forzados se deben a diferentes factores como la pobreza extrema, el machismo arraigado y el abandono del Estado en cuanto al acceso a la justicia en la región, añade Bucardo.
La activista señala que en el Caribe “es común ver a niñas con hombres que triplican su edad, porque la falta de educación sexual hace que mucha gente tenga hijos en cantidad, y como los varones sirven más en temas de agricultura y tienen mayores libertades, a las niñas les dejan la opción de casarlas o entregarlas a hombres mayores”.
“La falta de justicia ante estas violaciones de derechos humanos hace que esto se vea como un patrón o un ejemplo a seguir”, lamenta Bucardo.
Mientras Blandón anota que “desde hace mucho tiempo (en Nicaragua) no contamos con información creíble, porque el Estado no reporta este tipo de situaciones, aunque conozca de ellas y aunque haya denuncias públicas”.
El continente americano es donde los niños se encuentran “particularmente en un alto riesgo de ser víctimas de esclavitud moderna”, debido a factores como la desigualdad, el aumento de la pobreza, la discriminación contra grupos migratorios, por ser parte de grupos minoritarios, por la inestabilidad política en sus países de origen o conflictos.