Aunque las mujeres tienen un nivel educativo más alto que los hombres en Nicaragua y son mayoría en términos de población, ellas ocupan la tasa de participación laboral más baja en el país y la menos favorecida en lo que a salarios se refiere.
Lo anterior es parte de las revelaciones del estudio “Brecha de género en el mercado laboral nicaragüense”, elaborado por la organización Puentes para el Desarrollo.
Durante la presentación del estudio, el investigador Álvaro López Espinoza, señaló que, aunque la mayoría de la población se encuentra en edad productiva (entre 15 y 60 años), unos 2.4 millones de personas —que representan un 70% de la población— la tasa de participación de las mujeres en 2023 fue del 56% y la de los hombres del 78%.
Los números que reflejan la participación de las mujeres dentro de la Población Económicamente Activa (PEA) son bajos tomando en cuenta que el 51% del total de la población nicaragüense son mujeres.
“De cada 10 mujeres con edad para trabajar, 5 están en capacidad o dispuestas a hacerlo, mientras que, en los hombres, 8 de cada 10 están en capacidad o dispuestos a trabajar”, mencionó López Espinoza.
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Para el investigador, la menor participación de las mujeres dentro del mercado laboral en comparación con los hombres “se debe a la influencia de factores culturales”. Pues la principal razón de la inactividad laboral de las mujeres es el trabajo reproductivo, que se refleja mayoritariamente en zonas rurales y es donde la brecha ocupacional entre mujeres y hombres es más alta debido a los roles de género.
Y, aunque la tasa de desempleo a nivel nacional es similar entre mujeres y hombres, las mujeres presentan una menor tasa de subempleo, definido por la Real Academia de la Lengua como el empleo por tiempo no completo, retribuido por debajo del mínimo, o que no aprovecha completamente la capacidad del trabajador.
“Las mujeres se concentran en los sectores de comercio, servicios (urbano) y agropecuarios (rural)”, añade López Espinoza.
Sin embargo, ellas están más expuestas a participar en trabajos informales, que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se define como todo trabajo remunerado (p. ej. tanto autoempleo como empleo asalariado) que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos, así como también trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa generadora de ingresos.
“El salario promedio de la mujer es apreciablemente menor que el salario promedio de los hombres. El salario de las mujeres afiliadas a la seguridad social equivale al 41% total de los salarios devengados por los afiliados, mientras los hombres devengan 59%. Si bien los datos se refieren a los afiliados al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, puede considerarse como un indicador plausible de lo que ocurre en el mercado laboral”, dijo por su parte la economista, Edipcia Dubón.
Dubón añade que “la menor participación laboral de las mujeres refuerza la incidencia de los factores culturales y sociales que limitan su participación. Esto genera un círculo vicioso que se retroalimenta continuamente y si bien se registran algunos cambios, son unos cambios muy lentos”.
La economista señala que los hallazgos de este informe subrayan la necesidad de un compromiso sostenido de todos los sectores de la sociedad nicaragüense para garantizar que las mujeres puedan contribuir al desarrollo económico y social en igualdad de condiciones.
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