Tres hombres fueron ultimados el fin de semana reciente en circunstancias y lugares distintos del departamento de Jinotega, y dos de los casos sucedieron en la microrregión de Ayapal del municipio de San José de Bocay.
Una de las víctimas mortales fue Omar García Solórzano, de 30 años, atacado presuntamente con cuchillo por personas todavía sin identificar, en los primeros minutos de la madrugada del sábado 11 de mayo, en el sector de El Makao en la microrregión de Ayapal.
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De acuerdo con información extraoficial, García Solórzano llegó herido a su casa en la misma comunidad, por lo que su pareja Carmen Trujillo Alvarado, de 28 años, quiso auxiliarlo y le preguntó qué le había pasado, pero él no podía hablar. Minutos después falleció.
García Solórzano presentaba heridas “como de cuchillo” en abdomen y espalda.
La Policía llegó después para investigar y determinar quién o quiénes pudieron matar a García Solórzano.
Otro de los crímenes ocurrió a las 5:30 de la tarde en la comunidad Las Nubes de la microrregión de Ayapal, en San José de Bocay, Jinotega, donde José Bernardo Zelaya Díaz, de 48 años, fue ultimado a balazos presuntamente por un hombre identificado preliminarmente como Ignacio Quinteros Morales, de 35 años y apodado “Nayo”.
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La versión que sostienen pobladores de Las Nubes señala que Quinteros y Zelaya estuvieron tomando licor, pero discutieron y este último presuntamente quiso machetear al primero que reaccionó sacando un arma de fuego, de tipo y calibre sin precisar, con el que asestó dos tiros a la víctima.
Zelaya presentaba un impacto de bala en un ojo y otro en la espalda. La Policía de Jinotega estaba buscado al sospechoso.
Mientras tanto, a las 11 de la mañana del domingo 12 de mayo en la ciudad de Jinotega, un hombre identificado como Luis Miguel Castro Escobar, de 32 años, murió acuchillado presuntamente por Wilder Sudiel Fernández Rizo, tras discutir en un bus de transporte colectivo.
De acuerdo con información extraoficial, a las 5 de la mañana del domingo, Fernández abordó el bus en la terminal de San José de Bocay con destino a Jinotega y en el trayecto pagó el costo del pasaje con un billete de 1,000 córdobas.
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Castro, quien era el cobrador en la unidad de transporte, habría entregado un billete de 500 córdobas a Fernández, comprometiéndose a entregarle el resto del cambio cuando llegaran a Jinotega.
Sin embargo, cuando estaban en la terminal del mercado municipal de Jinotega, Fernández pidió el dinero restante y el cobrador le respondió que ya se lo había dado. El molesto pasajero se fue al mercado a comprar un cuchillo con el que asestó una estocada en el tórax a Castro.
El cuchillo le quedó incrustado. Castro fue llevado al hospital, pero falleció poco después de haber ingresado. En tanto, Fernández se fue del sitio y lo detuvieron a unos 300 metros del lugar del crimen.
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