La catedral San Carlos Borromeo de la Diócesis de Ciudad Quesada, en la Provincia de Alajuela, Costa Rica, fue testigo de la ordenación diaconal de Fernando Vásquez Vargas, un joven originario del municipio de San Ramón, en Matagalpa, Nicaragua, y del costarricense Daniel Enrique Ulate Conejo.
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Vásquez y Ulate fueron ordenados diáconos por imposición de manos y oración consagratoria de monseñor José Manuel Garita Herrera, obispo de la Diócesis de Ciudad Quesada.
La ceremonia, que marca un hito en la vida espiritual de ambos seminaristas, en el caso de Vásquez, está marcado por la adversidad y el exilio.
Vásquez Vargas tuvo que abandonar Nicaragua por veredas, en 2023, debido al acoso por parte de la Policía, luego que, en una Celebración de la Palabra en una comunidad rural en el municipio de San Ramón, oró por el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, quien en ese momento estaba encarcelado.
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“En medio de la inmensa alegría por la resurrección del Señor Jesús, y con el gozo de encontrarnos con la Iglesia diocesana de Ciudad Quesada, nos reunimos en torno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía para celebrar la feliz celebración diaconal de los acólitos Daniel Enrique Ulate Conejo y Fernando Vásquez Vargas, hermanos nuestros y miembros de esta Iglesia particular”, dijo el obispo Garita al iniciar su homilía.
Agregó: “en este momento especial recuerdo y nuestra enorme gratitud para la Diócesis de Matagalpa, Nicaragua, y para mi muy querido hermano, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, que nos han dado a Fernando para el servicio de nuestra Diócesis”.
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Monseñor Álvarez estuvo sometido a un prolongado cautiverio antes de su expulsión del país. Durante 527 días, el obispo de Matagalpa estuvo encerrado, primero en la Residencia Episcopal de Matagalpa, luego en su casa en Managua y posteriormente en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como «La Modelo» en Tipitapa, Managua. Finalmente, en enero de 2024, fue desterrado junto al obispo de Siuna, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega, 15 sacerdotes y dos seminaristas.
Por la noche de este mismo sábado, monseñor Garita Herrera oficiará una misa en la que se espera la primera homilía de Vásquez Vargas como diácono, marcando así un nuevo capítulo en su compromiso con la fe.
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