Monseñor Óscar Escoto Salgado, Vicario general de la Diócesis de Matagalpa, está de regreso en su parroquia, luego de haber estado ausente desde la noche del 22 de diciembre, cuando la Policía lo forzó a salir de la Residencia Episcopal y manejar con rumbo incierto, persiguiéndolo. Así, la víspera de la Nochebuena ha sido marcada por una serie de eventos que han generado preocupación, pero también especulaciones diversas entre la comunidad católica matagalpina.
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La ausencia de monseñor Escoto en la misa matutina de este 24 de diciembre en la Parroquia Santa María de Guadalupe, en el barrio Guanuca de Matagalpa, despertó inquietudes y alimentó el clima de incertidumbre que se vive en el país.
Pero, más tarde, el Vicario general de la Diócesis estuvo en la Parroquia que dirige, generando más interrogantes, porque el secuestro del que fue víctima, por policías y civiles armados en la noche del 21 de diciembre, y su posterior liberación en la mañana del 22 y luego su salida forzada de la Residencia Episcopal de Matagalpa, en la noche del 22; sigue sin ser aclarada.
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Monseñor Escoto ha guardado silencio sobre las «traumáticas visitas” policiales que incluyeron un secuestro nocturno, eventos que se suman a la creciente preocupación generada por el secuestro del obispo de Siuna, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega, y los seminaristas Alester Sáenz Centeno y Dany Palacios, el pasado 20 de diciembre, en La Cruz de Río Grande, Caribe Sur.
Desde ese día, nadie sabe de ellos, y el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más considera que los tres están en condición de desaparición forzada.
El secuestro de monseñor Mora y los seminaristas sucedió un día después de que el jerarca católico presidió una misa en la catedral San Pedro Apóstol, en ocasión del 99 aniversario de la Diócesis de Matagalpa, en la que dijo que la Conferencia Episcopal de Nicaragua permanece unida en oración por esa Diócesis y por su obispo, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, quien lleva más de 500 días en cautiverio.
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