El obispo de la Diócesis de Siuna, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega y los seminaristas Alester Sáenz Centeno y Tony Palacios, están en condición de desaparición forzada, un crimen de lesa humanidad que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a través de policías y agentes paraestatales, comete con más frecuencia, estima Yáder Valdivia, abogado del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.
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Durante los últimos días, esta organización con sede en Costa Rica ha documentado al menos tres casos de personas cuyos familiares pasaron más de un mes sin saber dónde estaban, hasta que supieron por otras personas, que estaban en el Sistema Penitenciario, comentó Valdivia, explicando que esos casos en los que el Estado niega información sobre el paradero de los ciudadanos están en el marco de la desaparición forzada temporal.
Han transcurrido más de 24 horas desde que el obispo y los seminaristas habrían sido secuestrados por policías y civiles armados en el municipio de La Cruz de Río Grande —territorial y políticamente jurisdicción de la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur— atendido eclesiásticamente por la Diócesis de Siuna. Monseñor Mora iba a administrar el Sacramento de la Confirmación a 230 feligreses de la Parroquia Santa Cruz.
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“Solo hemos visto las noticias y (estamos) orando. No tenemos información, la gente está en sus oraciones sin saber nada de nuestro obispo”, refiere una feligresa de Siuna, solicitando reservar su identidad para evitar represalias del régimen Ortega Murillo.
La detención del obispo Mora y los dos seminaristas sucede un día después de que el jerarca católico aseguró que la Conferencia Episcopal de Nicaragua —cuestionada por su silencio ante los ataques del régimen Ortega Murillo a la Iglesia—permanece unida en oración, tanto por la Diócesis de Matagalpa como por su obispo, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, quien lleva más de 500 días en cautiverio.
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Monseñor Mora, quien es originario de la comunidad El Cacao, en el municipio de Darío, Matagalpa, presidió la misa por el 99 aniversario de la Diócesis de Matagalpa —concelebrada por lo que queda del clero diocesano, diezmado por el destierro y el exilio forzado— en la catedral San Pedro Apóstol de la también llamada Perla del Septentrión.
Antes de ser nombrado obispo de Siuna, el 8 de abril de 2021, monseñor Mora Ortega era párroco de la Parroquia San Ramón Nonato en el municipio de San Ramón y tenía el cargo de Vicario General de la Diócesis de Matagalpa.
De acuerdo con el abogado Valdivia, lo sucedido con monseñor Mora “es parte de ese patrón represivo con el que han detenido a sacerdotes. Una vez que se han pronunciado en favor de monseñor Álvarez, al día siguiente son capturados, y en esa modalidad fueron detenidos los sacerdotes que después fueron desterrados (en octubre de este año)”.
Este tipo de acciones dice Valdivia, afectan a la libertad de culto de la feligresía en el país, y “es efectivamente una persecución a la Iglesia como tal”. Además, la detención arbitraria, violación al debido proceso y la desaparición forzada son graves violaciones a los derechos humanos”.
A principios de este mes, el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más presentó un informe en el que señala que al menos 151 sacerdotes y 76 religiosas fueron expulsados de Nicaragua durante 2023, unos exiliados, otros expulsados y desterrados, o porque les prohibieron regresar a Nicaragua.
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