Como un acto “draconiano” que obedece a la perorata de Rosario Murillo —esposa y segunda de Daniel Ortega— fue calificada la apatridia de facto que el régimen nicaragüense “recetó” este jueves 23 de noviembre a la directora de Miss Nicaragua, Karen Celebertti Moncada y a su hija Luciana Arguello, a quienes impidió ingresar al país, devolviéndolas a México, de donde procedían.
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La organización Miss Universo todavía no se ha pronunciado sobre el caso de Celebertti. Sin embargo, la directora de Miss Perú, Jessica Newton, se solidarizó con ella a través de un video a través de su cuenta de Instagram.
Para la abobada Wendy Flores, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, esta acción del régimen «es represiva en contra de personas que considera que representan una amenaza por ser disidentes u opositores, convirtiéndose así en un patrón sistemático de represión a los derechos humanos».
«Lo que ha pasado con Karen Celebertti, como lo que ha pasado con mucha gente, a quienes no le permiten retornar al país es prácticamente una apatridia de facto, porque Nicaragua le está cerrando las puertas a sus ciudadanos que tienen derecho de retornar y vivir en nuestro país», consideró Flores.
Asimismo, señaló que el régimen Ortega Murillo ha convertido a las líneas de transporte terrestre o aéreas «en instrumentos de la represión, porque son estas las que notifican a los nicaragüenses que no pueden regresar a Nicaragua, acciones que son violatorias a los derechos humanos».
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En el caso de Celebertti y algunos de sus familiares, quienes estuvieron en el certamen de Miss Universo en El Salvador, una aerolínea les había notificado que el régimen Ortega Murillo prohibió su regreso a Nicaragua; pero, poco después de la coronación de Sheynnis Palacios como Miss Universo, la orden fue revocada y les notificaron que eran “bienvenidos” al país.
Martín y Bernardo Arguello, esposo e hijo de Celebertti, respectivamente, regresaron a Nicaragua el domingo 19 de noviembre. Pero, la directora de Miss Nicaragua y su hija fueron invitadas para acompañar a Palacios en sus primeras giras por Miami y México.
Flores advirtió que ningún nicaragüense está «a salvo» del régimen.
Por su parte, el abogado Héctor Mairena, integrante del consejo político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab), calificó el caso de Celebertti como «un acto cavernícola y draconiano que lo que hace es demostrar la furia de la vicedictadora Rosario Murillo ante el triunfo de la señorita Sheynnis Palacios».
Dijo, además, que la incomodidad de la primera dama fue porque la nueva Miss Universo no agradeció a su dictadura, «porque el triunfo de Sheynnis le corresponde exclusivamente a ella y a su equipo, que incluye a la señora —Karen— Celebertti, de tal manera que ahí hay una muestra de vocación totalitaria, advirtiendo que lo que no controla el régimen recibirá su represión».
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«Además, esto revela el miedo de la dictadura a que la población salga a las calles y enarbole las banderas, porque sabe que esa es una expresión de rechazo», agregó el opositor.
La abogada y analista política Alexa Zamora, por su parte, señaló que la acción en contra de Celebertti «es otra de las acciones del régimen que ha venido operando de forma pública arrogándose el derecho de ingreso a ciudadanos nicaragüenses a su país, lo que es contrario a cualquier precepto legal».
Para Zamora, esta embestida por parte del régimen «atiende a la perorata emitida por la vicedictadora Rosario Murillo en contra del triunfo de Nicaragua que se sale de sus manos».
Recordó, también, que ya existía una campaña en contra de Sheynnis Palacios, incluso una negativa por parte del régimen de no permitir su reingreso, lo que, a su criterio «indica que la reconocida directora de Miss Nicaragua —Karen Celebertti— fue sometida a un destierro de facto, demostrando una desesperación total para controlar a los nicaragüenses».
El destierro de la directora de Miss Nicaragua se suma a los más de 300 nicaragüenses, entre los que están sacerdotes, opositores, defensores de derechos humanos, a los que el régimen de Ortega ha impedido su ingreso al país, incluso les ha arrebatado su nacionalidad y sus bienes
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