Caminar es cada vez más difícil en distintos barrios de Matagalpa, donde ha habido un aumento significativo en la ocupación del espacio público por el comercio formal e informal. Un fenómeno que tiene un impacto negativo en el tema de la accesibilidad.
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El desorden en el comercio que obstaculiza el paso peatonal en las aceras es una de las principales causas, aunque también influyen la falta de conciencia y la accidentada topografía, coinciden matagalpinos de distintos sectores.
A eso se suma el cotidiano estacionamiento de vehículos de todo tipo sobre las aceras incluyendo en las de instituciones públicas, donde “los mismos funcionarios brindan el mal ejemplo parqueando donde les da la gana”, refiere Griselda, habitante del barrio Primero de Mayo.
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Agrega: “Ahí se parquean en la acera del Registro Civil de las Personas y también en el Mefca (siglas de Ministerio de Economía Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociativa)”.
Aunque el problema afecta a la población en general, la afectación es especialmente para personas con discapacidad, mujeres embarazadas y adultos mayores, estima Gloria María Gutiérrez Cardoza, presidenta de la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad (Feconori) y de la Organización de Ciegos de Matagalpa Luis Braile.
Gutiérrez Cardoza es también concejal de Matagalpa y reconoce que en los últimos años la municipalidad ha hecho esfuerzos por mejorar la accesibilidad construyendo más de un centenar de rampas por distintos lugares, sin embargo, tampoco hay respeto por esos espacios y hay conductores que estacionan los vehículos obstaculizando el paso y afectando principalmente a usuarios de sillas de ruedas.
De acuerdo con datos del Programa Todos con voz, del Ministerio de Salud, solo en el municipio de Matagalpa existen al menos 3433 personas con discapacidad, mayoritariamente con discapacidad físico-motora (1359) y discapacidad intelectual (1121).
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En el barrio Guanuca, principalmente, hay negocios “formales” que sacan la mercadería a las aceras y calles. En tanto, el comercio informal se adueño de las aceras en diferentes lugares y los más criticados por la población están en las inmediaciones del Polideportivo El Brigadista, en el centro histórico de la ciudad.
Allí, los comerciantes incluso afectan las entradas hacia los edificios Río Grande, al lado este del polideportivo, y se instalaron además en el área de estacionamiento de la compañía Disnorte.
Los alrededores de los mercados Norte y Sur también son puntos críticos. Además, se mencionan las calles alrededor de la unidad departamental de la Policía, el sector del supermercado La Colonia y la calle de allí hacia el banco Banpro.
A todos estos problemas se suman dueños de casas que siembran árboles o han construido barandas en las aceras, los postes de tendidos eléctrico y telefónico, hidrantes, y hasta las alcantarillas y medidores de agua potable sin tapas.
De los postes hay algunos que tienen cables tensores que los ciegos llaman “ahorcaciegos”, porque son difíciles de detectar con el bastón.
Gutiérrez Cardoza apunta que la Comisión de Transporte y Viabilidad está encargada de buscar soluciones que permitan a los vendedores de las aceras que puedan ganarse la vida de manera digna, pero también garantizar que el espacio público sea respetado.
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