En circunstancias todavía imprecisas y en medio del secretismo como política de Estado, murió Arsenio José Martínez Hurtado, de 57 años, quien debía cumplir en Matagalpa una condena de prisión perpetua revisable por el femicidio de su pareja Joghenys María Saballos Hernández, de 35, a quien asestó un balazo en el cuello.
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Todo un misterio rodea la muerte de Martínez Hurtado, pues su defensa tampoco sabía dónde estaba cumpliendo la condena, según se desprende de expedientes judiciales.
Martínez estaba siendo velado en Boaco, de donde era originario. “No han dicho qué pasó”, confirmó un allegado al caso.
El 2 de mayo reciente, la Sala Penal del Tribunal de Apelaciones de la Circunscripción Norte (TACN), con sede en Matagalpa,resolvió no ha lugar a la petición de la defensa de Martínez, de girar oficio al director del Sistema Penitenciario Regional de Waswalí, para que informara en qué lugar estaba Martínez Hurtado cumpliendo la condena, porque presumían que había sido trasladado a otro penal sin conocerse los motivos.
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La Sala Penal del TACN justificó la resolución indicando que “el traslado de internos es una atribución administrativa del Sistema Penitenciario”. Los magistrados también rechazaron, por considerar “improcedente”, la devolución de la camioneta de Martínez Hurtado, con placa BO 11423, con el argumento de que el vehículo no había sido decomisado en la sentencia de primera instancia.
El titular del Juzgado Segundo de Distrito Penal Especializado en Violencia de Género, William Montalván, también impuso un año de prisión más cien días multa, contra Martínez Hurtado, como autor directo de portación o tenencia ilegal de armas de fuego.
El femicidio sucedió el 29 de noviembre de 2022 recién pasado en Paiwas, Región Autónoma de la Costa Caribe Sur. Hernández recién había sido designada concejal de ese municipio por el Frente Sandinista.
En la sentencia dictada el 1 de marzo, Montalván consideró que la prueba expuesta en juicio demostró que Martínez y Hernández tenían una relación de pareja de aproximadamente 14 años y que el día de los hechos, ambos llegaron a Bocana de Paiwas a “una reunión”, separándose después del almuerzo.
En la sentencia, Montalván detalla momentos de la pareja en bares de Paiwas y que discutieron porque Hernández quería irse y Martínez quería seguir embriagándose. Estaban acompañados por Valentina Elizabeth López González, en cuya casa iban a pernoctar.
Siguieron discutiendo y se fueron en la camioneta con placa BO 114323 hacia la finca donde residían en la comarca Santa Rosa, en Paiwas. Martínez golpeó en el rostro a Hernández y detuvo la marcha del vehículo, ella abrió la puerta y quería bajarse, pero él le disparó en el cuello con un revólver.
Acto seguido, Martínez lanzó el cuerpo a la orilla de la carretera, lo arrastró algunos metros y se fue a la casa de López González a decirle que había tenido problemas con Hernández y que desconocía donde estaba, por lo que fueron a “buscarla”.
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