Diferentes versiones hay sobre La Mocuana y al menos dos de ellas tienen como escenario el municipio de Sébaco, en el departamento de Matagalpa, y otra versión ocurre en La Trinidad, departamento de Estelí.
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Una de las versiones la cuenta Josefa María Montenegro en “Leyendas Nicaragüenses”.
“Aproximadamente en el año 1530, los españoles realizaron una expedición bien armada en territorio nicaragüense, para ampliar sus dominios e incrementar sus riquezas. En esta incursión los españoles lograron reducir a los indios de Sébaco, habitantes de la Laguna de Moyuá. El jefe de la tribu india, una vez vencido, obsequió a los conquistadores bolsas elaboradas con cuero de venado, llenas de pepitas de oro.
La noticia en España de que los conquistadores habían regresado con grandes riquezas llamó la atención de un joven, quien esperaba vestir los hábitos y cuyo padre había muerto en esta incursión. Decidido, el joven se incorporó a una nueva expedición, y después de un largo y penoso recorrido llegó a suelo nicaragüense, donde fue muy bien recibido por los pobladores, creyendo que era un sacerdote.
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Ya en Sébaco, el joven conoció a la hermosa hija del cacique y la enamoró con intenciones de apoderarse de las riquezas de su padre. La joven india se enamoró perdidamente del español, y en prueba de su amor le dio a conocer el lugar donde su padre guardaba sus riquezas. Hay quienes afirman que el español también llegó a enamorarse verdaderamente de la joven india.
El cacique, al conocer los amoríos entre su hija y el extranjero, se opuso a la relación, y éstos se vieron obligados a huir, pero el cacique los encontró y se enfrentó al español, logrando darle muerte. Luego encerró a su hija, a pesar de estar embarazada, en una cueva en los cerros. Pero hay versiones que aseguran que fue el español el que encerró a la india después de apoderarse de los tesoros.
Cuenta la leyenda que La Mocuana enloqueció con el tiempo en su encierro, del que logró salirse después por un túnel, pero, al hacerlo tiró a su pequeño hijo en un abismo, y desde entonces aparece por los caminos invitando a los caminantes a su cueva. Dicen los que la han encontrado que no se le ve la cara, sólo su esbelta figura y su hermosa y larga cabellera negra.
En algunos lugares cuentan que cuando La Mocuana encuentra a un niño recién nacido, lo degüella y le deja un puñado de oro a los padres de la criatura. Hay otras versiones que aseguran que se lo lleva, dejando siempre las piezas de oro”.
Otra versión de La Mocuana en Sébaco
Otra versión de La Mocuana la escribió Enrique Peña Hernández en “Folklore de Nicaragua. Editorial Unión, Masaya, 1968”.
Ha muchos años, en los primeros días de la colonia, la noticia de los yacimientos de oro que según fama había en los dominios del Cacique de la tercera Villa de Sébaco, llevó allí a muchos españoles, que fueron muy bien recibidos por el indio, quien les entregó tamarindos de oro para que los enviasen al rey de España.
Después del obsequio, el Cacique rogó a los extranjeros que se alejasen y no volviesen. Estos aparentaron hacerlo, pero al poco tiempo regresaron; y esta vez con deliberadas intenciones de sojuzgar al jefe indio. Habiéndolo sabido este, escondió sus tesoros. Únicamente su hija conocía el secreto del escondite. Los españoles fueron derrotados.

Pasó el tiempo y habiendo llegado uno de los hijos de los viejos españoles vencidos, se enamoró perdidamente de la hija del Cacique, que era muy bella. Esta correspondió el amor; y como bien sabía ella que su padre se opondría rotundamente al matrimonio, huyó con el español.
Generosa, le dio a su amante europeo las riquezas que poseía y este, satisfecho, y no esperando nada más de la pobre india, la encerró en la cueva de un cerro y le tapó su salida; pero ella, conocedora del lugar, logró escapar por otro lugar.
La actitud de su amante le causó la pérdida del juicio y se convirtió en la bruja La Mocuana… Desde entonces se aparece en los caminos e invita a los transeúntes a seguirla hasta la cueva. La gente dice que nunca le han podido ver el rostro; solamente su larga y cimbreante figura y su preciosa cabellera.
La versión en La Trinidad, Estelí
Eduardo Manfut publicó otra versión.
Se cuenta que una hermosa mujer que tenía un hijo y se enamoró de un joven muy rico de otro pueblo, este hombre la quería a ella pero no a su hijo y le propuso de que lo regalara.

Ella le dijo que no iba a dejar a su hijo. Pero este hombre le dijo que la mataría a ella y a su hijo si no se casaba con él. Ella muy triste escapa para esconderse con su hijo en la cueva del cerro La Mocuana en La Trinidad, caminó y caminó dentro de la cueva hasta que se pierde y muere con su alma en pena.
La leyenda cuenta que La Mocuana sale todas las noches después de las 12, vestida con un vestido de seda blanco y si algún niño esta despierto o llorando ella llega y se lo lleva pensando que es su hijo.
La gente de La Trinidad dice que algunos la han visto por la carretera panamericana, otros dicen que ya han intentado introducirse a lo profundo de la cueva, pero se han visto imposibilitados a seguir ante la presencia de miles de murciélagos que viven allí.
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