Dos organizaciones de nicaragüenses en el exilio, radicadas en Estados Unidos, exigieron la liberación de monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de la Diócesis de Matagalpa, y de los más 30 presos políticos que aún quedan en las cárceles de Nicaragua. A la vez, repudiaron el destierro de 222 presos políticos que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ejecutó el pasado nueve de febrero.
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La organización llamada Nicaragüenses en el exilio, y la Asociación Nicaragüenses en Indiana, manifestaron su sentir luego de una misa de acción de gracias por la liberación de los presos políticos, celebrada en Chicago, Illinois, por el sacerdote Erick Díaz, quien se encuentra en el exilio y también ha sido despojado de su nacionalidad.
Damián Martínez, secretario de la organización Nicaragüenses en el exilio, leyó el comunicado en el que los exiliados exigen la inmediata liberación de Monseñor Álvarez y de los demás presos políticos y demandaron, además, el “cese a la persecución y asedio a la iglesia católica de Nicaragua”.
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“Como organizaciones, como nicaragüenses no podemos quedarnos callados ante tanto atropello, asedio, persecución, secuestro, violación a los derechos humanos e integridad física de nuestros líderes religiosos, solo por predicar el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, denunciar los abusos que se cometen a diario en contra del sufrido pueblo nicaragüense, llevar esperanza y consuelo a un pueblo que sufre por la injusticia de unos tiranos”, dijo Martínez.
Consideró que la condena a monseñor Álvarez “impuesta por la dictadura es ilegal, viciada y arbitraria, porque en Nicaragua no tenemos gobierno, tenemos tiranos”, recalcó.
El obispo Álvarez, quien además es Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, fue sentenciado a 26 años y 4 meses de prisión, más una multa de 56,461.15 córdobas, por falsos cargos de “menoscabo a la integridad nacional; propagación de noticias falsas a través de las tecnologías de la información y la comunicación; obstrucción de funciones agravadas, desobediencia y desacato a la autoridad”.
Martínez agradeció a monseñor Álvarez “por levantar la voz y denunciar las injusticias, represión y violencia contra el pueblo de Nicaragua y los ataques contra la Iglesia Católica. Los nicaragüenses estamos en deuda con usted, usted es un ejemplo y un modelo a seguir por su sacrificio, su amor, fe, valentía, patriotismo, firmeza y convicción que nos ha demostrado y que tanto irrita a un par de tiranos en Nicaragua”.
El exiliado recordó algunas de las frases expresadas por monseñor Álvarez en sus homilías para dar ánimos y esperanza a los fieles en tiempo difíciles: “de rodillas solo ante Dios”; “estar del lado del bien es estar de lado correcto de la historia”; “la oración es fuerza y poder, ánimo no tengan miedo”.
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