Padre Erick: “Monseñor Álvarez es el obispo de la paz”

El sacerdote exiliado fue despojado de la nacionalidad nicaragüense y este domingo presidió una misa en Chicago, donde destacó el rol de la Iglesia y del obispo de Matagalpa, que sigue “abrazando la cruz” por amor a su patria

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El padre Erick Mauricio Díaz, párroco de la Parroquia San José Obrero en El Tuma-La Dalia, Matagalpa, y exiliado en Estados Unidos, destacó el rol de la Iglesia que, como madre, acoge a los desprotegidos, y acusó que el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, sigue preso en Nicaragua “solo por estar al lado de la verdad y la justicia”.

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Monseñor Álvarez “es el obispo de la paz, el obispo de la no violencia”, subrayó el padre Erick en la homilía de la misa que presidió este domingo 19 de febrero y a la que llegaron más de 200 nicaragüenses en la Parroquia Santa María del Lago y Nuestra Señora de Lourdes en Chicago, Illinois, Estados Unidos.

El padre Erick fue forzado a exiliarse en agosto de 2022 y el recién pasado 15 de febrero fue uno de los 10 sacerdotes, entre 94 nicaragüenses, despojados de la nacionalidad.

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“Igual que yo, miles de nicaragüenses hemos tenido que abandonar nuestra patria, por el simple hecho de soñar y querer un país digno para todos”, mencionó.

Recordó que en el contexto de la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra el pueblo nicaragüense, “la iglesia no podía callar”, además, “la Iglesia solo pidió paz como es su cometido, la iglesia solo pidió justicia y libertad, porque siempre debe ser antorcha de libertad, de luz y vida en medio del dolor. Eso ha sido la iglesia nicaragüense, específicamente algunos con mayor compromiso con el evangelio”.

“Todo eso ha llevado ahora al destierro de muchos nicaragüenses, quitándoseles la ciudadanía y la pertenencia a la patria. Sin embargo, nada de eso nos debe quitar la paz, porque los nicaragüenses nos caracterizamos por ser gente honesta, trabajadora, luchadora, aguerridos y que podemos hacer cualquier trabajo que salga en cualquier parte”, apuntó el sacerdote.

En la homilía también agradeció a los países que se han solidarizado con los nicaragüenses y “queremos poner en alto el nombre de nuestra patria Nicaragua. Queremos trabajar y honrar a cada nación que se ha solidarizado con nosotros, dando lo mejor de nosotros con nuestra dedicación, con nuestro trabajo y queremos dar lo mejor de nosotros.  Queremos aportar para el desarrollo de cada país que nos ha recibido y acogido, como un acto humanitario”.

La Iglesia también ha estado acogiendo y apoyando con sus instituciones de solidaridad a las personas exiliadas, afirmó el sacerdote.

De monseñor Álvarez, el padre Erick dijo que es “un obispo que ha amado a su pueblo sin medida. Un obispo que ha amado a Dios sin medida. Y como en su corazón solo hay amor, perdón y serenidad, ha podido abrazar la cruz por su pueblo de Nicaragua, al que tanto ama. Y en ese amor de él para los demás, siempre nos predicó no al odio, no a la confrontación, no a la violencia”.

Además enfatizó en que, cuando “algunos hijos de la iglesia se sacrifican por amor y defienden la vida y la dignidad humana, no lo hacen por prestigio, no lo hacen por poder, sino por servicio y por defender la dignidad de sus hermanos que es lo más sagrado, ya que la iglesia nunca ha querido, ni deseado poder humano”.

Relató también que nadie confirmó si monseñor Álvarez en realidad fue llevado al lugar donde 222 presos políticos abordaron el avión en el que fueron desterrados a Estados Unidos, el 9 de febrero reciente.

“Tampoco se ha confirmado que él dijo: ‘váyanse que yo voy a pagar la condena’. Lo que sí es verdad es que abrazó la cruz y está abrazando la cruz por amor a sus hermanos, por amor a su patria. Desde aquí le seguimos acompañando, nos seguimos solidarizando y seguimos diciéndole a Dios que lo acompañe en este momento de prueba, en este momento de dolor, en este momento de Cruz y que monseñor sea siempre esa antorcha, esa luz que nos ilumina porque él es una escuela viviente, nos enseña cuando habla y nos enseña cuando calla. Es el obispo de la paz, es el obispo de la no violencia, es el obispo que ama hasta el extremo que sigue sufriendo por amor. Que Dios acompañe a él y a nuestro sufrido pueblo de Nicaragua para que un día Jesucristo con su gracia haga llegar la luz de libertad, la luz de su amor a todos, y todos nos podamos reencontrar nuevamente en ese amado suelo de la tierra azul y blanco”, finalizó.

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