El cardenal Blase Joseph Cupich, arzobispo de Chicago, en el estado de Illinois, Estados Unidos, llamó al “cese inmediato” de la persecución a la Iglesia en Nicaragua, mientras la Parroquia Santa María del Lago y Nuestra Señora de Lourdes, en la misma ciudad estadounidense, acogió este domingo 19 de febrero a un grupo de nicaragüenses exiliados, incluyendo al padre Erick Mauricio Díaz, de la Diócesis de Matagalpa.
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“En solidaridad con la iglesia sufriente de Nicaragua, he ofrecido hospitalidad y bienvenida a un valiente sacerdote (el padre Erick Mauricio Díaz) que con muchos de sus hermanos se mantuvo unido a su obispo (monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de la Diócesis de Matagalpa) como testigo de los derechos humanos de su pueblo. La iglesia de Chicago tiene la bendición de tenerlo entre nosotros”, refiere el mensaje del cardenal Cupich, leído en inglés y español por el padre Manuel Dorantes, al final de la misa dominical.
Agrega: “Hacemos un llamado al cese inmediato de la persecución sistemática a la iglesia en Nicaragua, a través de acusaciones falsas, el cierre de radios católicas, el bloqueo del acceso a las iglesias y a otros actos graves que violan la libertad religiosa y el orden social”.
Mientras tanto, el padre Dorantes expresó: “hoy es por ustedes hermanos nicaragüenses, ojalá y nunca tenga que sufrir otro pueblo lo que ustedes están sufriendo”.
La misa en Chicago fue ofrecida en acción de gracias por la liberación de los 222 presos políticos que el régimen de Daniel Ortega desterró y envió a Estados Unidos, pero “en especial para unirnos todos en oración por monseñor Rolando Álvarez, pidiéndole a Dios que se haga justicia y su pronta liberación”, dijo el padre Dorantes, quien también pidió oraciones por los nicaragüenses “forzados a dejar su patria”.
A la celebración religiosa asistieron Antonio Zelaya Sevilla, Jerling Uriel Cruz Ortiz y Lázaro Ernesto Rivas Pérez, quienes estaban entre los 222 nicaragüenses desterrados el pasado 9 de febrero.
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